1. Con mi suegra mujer madura


    Fecha: 26/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    ... que de inmediato respondió que sí. Acostada de boca en su cama, ya su brasier desabrochado, mis manos esparciendo la crema por su espalda. Hace rato que estos masajes se estaban haciendo más osados de mi parte y los gemidos de mi suegra me alentaban hacerlo. Esa tarde la verdad estaba caliente, el ambiente estaba tenso, mi suegra gemía con placer al recibir mis caricias diciéndome lo rico que lo sentía. No me importaban esos rollos que se le formaban en la espalda, al contrario, me daba un morbo al estar tocándoselos dentro del masaje, sentir su blanca piel, sus quejidos. Le baje un poco el pantalón de buzo que ella estaba usando, como muchas otras veces lo había hecho, pero esta vez un poco mas llegando a mostrarse el pliegue de sus nalgas. Con esta visión más caliente me puse. Mis manos recorrían toda su espalda, bajando por los costados llegando a tocar el comienzo de sus tetas y cuando bajaba hasta la parte baja de su espalda, me decía que era mayor el dolor acentuando ahí mis masajes. Me centré en esa parte, en sus anchas caderas, su cintura, rozando con mis dedos el comienzo de sus nalgas como parte del masaje, ejerciendo una buena presión, sintiendo los gemidos de alivio de mi suegra, y luego una indicación de su parte para aplicar mi masaje un poco más abajo. Lo hice, pero obligadamente tuve que bajar un poco más su pantalón. Excitado como estaba, lo bajé un poco más de lo necesario, junto con sus calzones, dejando ya la mitad de sus nalgas al aire sin que ella ...
    ... dijera ningún comentario al respecto. Nunca habían llegado tan abajo sus pantalones. Ya mi calentura no daba más, tenía la mitad del culo de mi suegra al aire y mis masajes eran cada vez más osados, avanzando en cada movimiento un poco más, sintiendo los suaves ronroneos de mi suegra, en señal de aprobación. Un nuevo chorro de crema en esa parte y mis manos volvieron a la carga, cada vez abarcando mas de sus carnes blancas, un poco más, otro poco, sin escuchar ningún reparo de parte de ella, al contrario, mas y mas gemidos de gusto, hasta que sin darme cuenta ya mis manos le estaban masajeando a gusto cada uno de sus cachetes, sintiendo los ronroneos de placer por parte de mi suegra diciéndome que ahí era el dolor. Fue un ahogado gemido de su parte, completamente distinto, el que me dio la indicación que ese gemido no fue producto de un alivio, sino que estaba disfrutando sexualmente de las caricias de su yerno. Esto me motivó hacer un nuevo avance y con uno de mis dedos, como si fuese solo un roce casual, se lo pase suavemente por entremedio del pliegue de sus nalgas, escuchando el mismo gemido de placer. No cabía duda, mi suegra estaba disfrutando tanto como yo del masaje, que ya solo se centraba en su cola. No sé de dónde saqué el valor y nuevamente tome el comienzo de sus pantalones y los bajé aun mas, ya dejando toda su enorme cola al aire. Ahora si sentí que se colocó muy nerviosa, pero aun así no me dijo nada. Con mayor esmero aun, mis manos acariciaban cada una de sus ...