1. Cuarenta cartones


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hay un viejo chiste que dice "Fulano, ¿tú cuantos pitillos te fumas entre un polvo y otro? Y el tal Fulano contesta: «cincuenta cartones»". Pues desde mi ultima aventura, yo estaba a base de pan y agua... fría. Además me había trasladado al otro extremo de la ciudad así que otro posible y casual encuentro con mi maternal fierecilla era virtualmente tan posible como que el Atleti gane la liga. Consumía mi tiempo con el vicio de la lectura y la fenilamina de las tabletas de chocolate. Dicen que es sustitutivo de la que segrega el cerebro cuando estamos enamorados. Desde que me trasladé comparto piso con unos estudiantes en el sur de la ciudad: Laura, Magdalena, Susana, Tobías y Pedro. Muy majos todos. Laura está como un queso, pero tiene novio, además de tener el coeficiente intelectual de un repollo cocido. Para los/as que me llamen machista asqueroso u otro (s) apelativo (s) peor (es) les diré que Susanne y Magdalena tienen suficiente cerebro como para hacerle una donación a Laura y no perder atractivo intelectual. Que conste en acta. Al poco de trasladarme, cuando un día Laura abrió la puerta... detrás de ella caminaba una chica pelirroja, alta, de mirada de jade y figura digna de ser esculpida por el viejo Fídias, si es que era capaz él de que no le temblara el pulso. Venía envuelta en un abrigo oscuro, con unos pantalones negros, realzando el culo (con perdón) y un top azabache de lana suave que arropaba un busto que desafiaba a la ley de la Gravedad. Infracción doble ...
    ... con premeditación y alevosía. Era de esos tops cortitos que en cuanto se descuida la dueña te obsequian con una panorámica de una tripilla tostadita con un ombligo cual pozo que te llama a hundir la lengua en él y refrescar tu sed. No voy a decir que Sonia tiene un vientre plano de gimnasio y revista de Playboy, sino que lo tiene suave, cálido y acogedor. Algunos le llaman "michelín incipiente". Pero tiene su atractivo. A los dieciocho años reconozco que las mujeres que me hacían enderezarme eran las de las páginas centrales de conocidas revistas de corte liberal y estética americana imperialista. Ahora defiendo la tesis de Ortega y Gasset que dice poco más o menos que las mujeres de bandera son para verlas y punto. Francisco Umbral afirma, no obstante, que las jais que nos parecen atractivas lo son por sus propiedades intrínsecas de barbilla para abajo. Pero no estamos hablando de literatura y yo me estoy yendo por las ramas. Concluiré que Sonia provoca lo que objetivamente se llama aumento del nivel de testosterona con resultados fisiológicamente visibles y que subjetivamente se denomina «en cada vez q'te veo me se chasca el bolo y'es que te quiero h'japuúuta», frase acuñada en alguna remota región de la provincia abulense y retransmitida a mi humilde persona por el fiable conducto del amigo de un amigo que iba hasta las orejas de sangría una noche de farra en Ávila. Estoy escribiendo esta crónica con una latita de cerveza al lado y aprovecho la dramática pausa de cambio de ...
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