1. Cuarenta cartones


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... párrafo para echar traguitos. A lo que íbamos. Sonia se hizo habitual de nuestra casa y con la mínima se quedaba a cenar con nosotros. Yo aprovechaba para ir tomando nota mental de todas las dimensiones visibles e imaginarias de su cuerpo y pensando en estudiar matemáticas, con interés preferente en las proyecciones topográficas de ciertas superficies. No me voy a enrrollar más en ese campo, que a buen (a) entendedor (a)... Una buena tarde en la que Sonia estaba en nuestro piso yo procedí a mis abluciones cuando se abrió la puerta dejándome esplendorosamente desnudo delante de sus ojos verdes. Ahora es cuando digo que ella desencajó la mandíbula y miró impresionada mi herramienta de veintitantos centímetros y me llevo la ovación del público. No sé tus escalas por lo tanto eres muy dueña de ir por ahí diciendo que la tengo muy pequeña. - Javier Krahe, "El burdo rumor". Y, bueno, la verdad es que no llegaré al libro de los récords y ni siquiera sé si cumplo los criterios de convergencia de Maastrich, en lo que se refiere a la normalización de productos de consumo. Sonia ---eso sí hay que decirlo- me pasó la vista a lo ancho y largo de la anatomía y sonrió con complacencia. Me puse la toalla a la cintura y me fui a vestir a mi cuarto, acompañado por un silbido tenue y picarón de la pelirroja. Al entrar en la habitación ,un viejo amigo mío me recordó lo qué es la fisiología masculina y que hacía mucho tiempo que no le sacaba a tomar unas tapitas de almeja. Pero la vida es dura y ...
    ... cruel. Sucedió poco antes de vacaciones. A medida que recibían las notas, mis compañeros/as de piso iban desapareciendo en un goteo que duró una semana. Esa semana procurábamos dedicarnos a poner en práctica los consejos de Marcel Proust y tratábamos de buscar el tiempo perdido en los garitos de mejor o peor reputación de un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme. Pasaba largas horas matutinas desparramado sobre mi cama, haraganeando todo lo que podía. Como me daba por ahí, dormía sólo con la parte inferior del pijama; además suelo revolverme muchísimo entre las sábanas, no sólo en los avatares de la guerra amorosa, sino que parta mí caer en los brazos de Morfeo a veces se asemeja a la lucha libre. Quiero con ésto decir que aquella mañana estaba yo echado boca abajo sobre las sábanas, sin más púdica protección que mi pantalón a rayas azules del pijama... Suspense. Intriga. Y una mano me rozó la base de la columna. ¡Estaba HELADA, (taco)! Pegué un respingo y mencioné a la madre de alguien. Acto seguido cayeron unas cuantas gotas sobre la espalda de vuestro sufrido narrador. Me dí la vuelta sobre las sábanas y cayeron más gotas sobre mi tripita. Junto a mi cama estaba una chica en cueros vivos y recién salida de la ducha. Y escurriendo su pelo sobre mi cuerpo. Cuando me puse las gafas constaté sin lugar a dudas que era Sonia. Vamos, yo lo constaté. Mi rabo ya había constatado que había hembra cerca en cuanto intuyó el cuerpo desnudo. - ¿Qué (taco) quieres? -intenté gruñir lo ...