1. Necesidad Ardiente


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... trabajo y dinero, y por lo mismo pensaba en mejor apurarme a hacer mis labores para retirarme temprano y no hacer caso a los comentarios del señor acerca de lo bonita que me veía esa tarde y cosas por el estilo. Un año completo pasó y la confianza que los señores depositaron en mí creció, provocando que me dieran más tareas a realizar, por supuesto que la paga era igualmente mayor, así que era genial, y entre esas nueva labores estaba el asear la planta alta de la casa. Al principio las cosas eran normales, pero conforme las semanas pasaban y en mi cotidiana labor de subir a asear las habitaciones, algunas veces llegué a notar que la puerta del dormitorio de mi patrón estaba entreabierta, estando él allí dentro, así que siempre que podía miraba de reojo y casi siempre lo descubría cambiándose de ropa, aunque eso de desnudarse con la puerta abierta yo suponía que lo hacía por descuido, pero era tan grande mi deseo de sexo, que di rienda suelta a mi imaginación, ¿cómo sería ser poseída por ese hombre tan apuesto en ese, su lecho conyugal?, y no saben, cada que regresaba a casa por la noche eran unas masturbadas fenomenales que me quitaban el aliento por minutos, al pensar e imaginar que seguramente el señor se pajeaba al verme recorriendo la casa moviendo mi culo, y eso, eso me ponía a mil. Siguió pasando el tiempo, y seguía esperando a que el señor se decidiera a hacerme suya, cada que percibía su presencia en la casa, me hacía la que no lo veía y paraba más el culo, a ver ...
    ... si con eso era suficiente, pero como no veía que se fuera a animar tomé la decisión de dejar de vestirme como la zorra que me había estado sintiendo y vestir normal, como cuando iba a la universidad, con jeans ajustados, pero eso sí, sin dejar de hacer posturas sensuales al hacer mis labores, como desde más de un año lo hacía, quien sabe, igual y corría con suerte. Fue entonces que en el mes de agosto, no recuerdo exactamente el día, después de haber regresado de mi casa y haber terminado mis labores y lista para retirarme, subí al dormitorio del señor y toqué a la puerta, que en esa ocasión estaba cerrada, avisándole, sin abrirla, que ya había concluido mi trabajo y que ya me iba, cuando de pronto se abrió la puerta y salió el señor, vestido solamente con un short ajustado, wow!, que vista, al parecer no traía nada debajo, por lo que se le notaba una verga bastante grande y bien acomodada de lado, y al verlo así, de frente a mi y no por una rendija de la puerta como lo había hecho anteriormente, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y sentí como que se me doblaban las piernas, obviamente no apartaba la vista de su fierro para nada, hasta que él habló para decirme que me acompañaba hasta la puerta, y en ese lugar, casi para irme, me preguntó si necesitaba que se comprara algo que pudiera necesitar para la limpieza de la próxima vez, y como sí había esa necesidad, regresamos y nos sentamos a la mesa a hacer la lista. No podía concentrarme pues sólo pensaba en sexo, sexo y más ...
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