1. Necesidad Ardiente


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sexo, de repente el señor hizo una mueca de dolor, por lo que rompió mi pensamiento, preguntándole qué es lo que le pasaba y pidiéndome que le hiciera un masaje, pues había sentido un dolor en el cuello, así que nos dirigimos a su habitación. El se recostó en la cama boca abajo, con los brazos estirados a los costados, y yo comencé a pasar mis manos por su espalda y cuello. Por la postura en la que me encontraba me era difícil darle un mejor masaje, así que me senté en la cama, al lado de ese hombre, ah!!, que belleza de cuerpo, tocarlo, y al sentir esa cercanía que nunca se había presentado, regresaron los malos pensamientos, disfrutaba tocarlo e imaginaba ser poseída con lujuria, en ese momento él, con las manos en la posición en la que se encontraban, empezó a acariciarme los muslos por sobre el pantalón ajustadísimo, produciéndome una excitación, yo cerraba los ojos y disfrutaba que me tocara por fin; no escuché muy bien lo que me dijo en ese momento, ya que sentía que por lo caliente que estaba había perdido algunos de mis sentidos, así que únicamente le sonreí. En seguida él se volteó y me besó apasionadamente, presionando sus labios con los míos, y fue cuando hice click!!, le metí la lengua en su boca profundamente; como él no tenía calzoncillos, sólo el short, la verga que había estado dormida comenzó a despertar, consiguiendo una erección de fantasía y por supuesto que se le notaba bastante, así que bajé mis manos y las metí dentro de la pequeña prenda que vestía, ...
    ... apretándole la verga con fuerza y sacándosela. Creo que él había deseado tanto ese momento como yo lo había añorado por mucho tiempo. Se sentó en el borde de la cama, se quitó el short y yo me arrodillé frente a él, tomando su fierro con ambas manos, e introduciendo ese pedazo de carne suavemente en mi boca cálida y húmeda, y comencé a chuparla con la fuerza que se había acumulado en todo aquel tiempo, pero bajé la intensidad de mi mamada para que no se fuera a venir, no aún, a ese hombre lo exprimiría más, me lo debía; entonces me pidió que lo dejara chuparme mi conchita, pero me negué; tonta de mi, por qué lo hice, no lo sé; pero me mató cuando con una expresión de despreocupación me dijo que no importaba, pensé: "este es un hombre de verdad que comprende a las mujeres". Eso me hizo sentirme más caliente aún y comprendí que debía premiarlo, así que me puse de pie y comencé a sacarme la ropa, comenzando por despojarme de la blusa, dejando así al descubierto mis pequeñas tetas pero con unos pezones obscuros y grandes, los que él chupó y mordisqueo como nunca nadie lo había hecho, ¡que sensación!, yo por supuesto gemía de placer, y queriendo ya sentir a mi hombre prestado dentro de mis entrañas, me dispuse a quitarme el pantalón, cuando tan atento me ayudó a desabotonarlo, y era tanto mi deseo que sentí que pasaba una eternidad para que esa prenda, que tanto me había ayudado para mi conquista, pasara por mis caderas y nalgas enormes y caer finalmente al piso, quedándome así sólo ...