1. Negación - Capítulo 13


    Fecha: 16/07/2018, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... realizaba sobre la forma más rápida o fácil para desarrollar algunos tipos de operaciones. Alguna que otra vez alguien levantó la mano porque no entendía y solicitaba que repitiera los procedimientos matemáticos, en esas ocasionales lo hacía más lento y pausado para lograr un mejor entendimiento. Poco a poco dejaron de surgir preguntas y los veía trabajar con ahínco. Proyectaba un nuevo ejercicio y cuarenta cabezas se inclinaban al unísono, ansiosos por hallar el resultado. Daba un par de minutos y cuando todos miraban nuevamente el pizarrón revelaba el resultado. Veía la satisfacción de aquellos que lo lograban y la confusión de los que no, que volvían a analizar rápidamente sus ejercicios, buscando el error. Así sucesivamente. Diez minutos antes de terminar la clase, volví a ponerme de pie. - La próxima clase – anuncié -, evaluaremos los contenidos que vimos hoy. Será un test rápido, cinco preguntas, nada más. Al finalizar el semestre promediaré los resultados y eso formará parte de la evaluación final del curso. - ¿Haremos eso todas la clases? – preguntó un joven, que se sentaba junto a la puerta. - Sí… es una forma de asegurarme de que todos comencemos a hablar el mismo idioma. Les recuerdo que los contenidos de hoy son la base de todos los años que se vienen en el estudio de la Ingeniería. No pueden darse el lujo de ser perezosos ahora, ejerciten mucho, practiquen. Sentemos bases sólidas hoy, para que en el futuro, lo que viene, sea mucho más fácil de digerir. - ...
    ... ¿Algún consejo? – pidió una mujer, desde el centro de la sala. Llevaba trate de ejecutiva. - Asistan a clases, sean disciplinados, y estudien. - Eso no suena divertido – soltó Eduardo desde el fondo. - Entonces le sugiero buscar otra carrera, seguramente el circo estará feliz de recibirlo en sus filas. Probablemente en el ejército necesitan payasos. - ¿Puedo conversar con usted al finalizar la clase? – pidió Antonio abruptamente, su solicitud me sobresaltó e hizo que se formara un nudo en mi estómago. Traté de negarme de una forma más o menos diplomática. - Lo lamento, pero mi horario de atención son los días miércoles. Debe agendar con la secretaria. - No tomará más de un minuto – siguió. - Hoy es imposible, lo lamento. Tengo otros compromisos. - ¿Otro trabajo? – aventuró Eduardo. Lo miré estupefacto, al igual que Antonio. - Eso es todo, pueden retirarse – dije rápidamente, y me dirigí rápidamente al escritorio en busca de mis pertenencias, aun con el eco de la última pregunta de Eduardo en la mente. Maldito. Salí junto a la multitud, que se hizo a un lado para dejarme pasar. Odie el yeso más que nunca por ralentizarme, pero llegué a mi pequeño despacho aliviado por no haber sido interceptado por ningún soldado abusador de esteroides. Me senté en el escritorio e hice durante unos minutos los ridículos ejercicios de respiración, que no causaron ningún efecto, muy comprensible debido a que a estas alturas solo había una cosa que lograría calmar mis nervios. Necesitaba un trago, ...
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