1. La tía Lilian (par 2) Primer e irrepetible encuentro de sexo


    Fecha: 06/08/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... debía reprimir cuando la encontraba hablando con mi tío Daniel o con cualquier otro hombre, sentía que mi corazón latía como un potro desbocado. Estoy seguro que ella captaba esas sensaciones y disfrutaba de que un joven con toda la testosterona a full sintiera esos celos, casi infantiles, ero como mimos por sentirse tan deseada, aunque nunca me lo mencionó. Esta referencia vale como antecedente para entender mis reacciones cuando se produjo la situación que voy a referir y que sirvió de marco referencial en la prosecución de nuestra relación de amantes. Una tarde volvía de un curso mucho antes de tiempo habitual, como había ido en bicicleta, en lugar de entrar por la puerta de la casa, lo hice por el garaje, entre por la parte de atrás de la casa, justamente cuando mi tío salía de su cuarto, terminando de acomodarse la ropa, y precisamente subiendo el zip del cierre de la bragueta, tomó el portafolios y se dirigió a la puerta de entrada para salir. Hasta ahí solo algo habitual, pero casi al mismo tiempo que escuchaba cerrar la puerta de entrada, se asoma a la puerta de la habitación del tío, ella… si, acertaron! Era Lilian, que también venía alisándose el vestido, hasta la bombacha acomodó… Como podrán imaginar, el corazón volvió a latir a mil, la presión en mis sienes comenzaron a latir, por un momento emergieron esa sensación de celos que había sentido, pero ahora, era una imagen aumentada por la contundencia de los hechos que me habían nublado la entendedera, en ese ...
    ... instante era un terremoto de emociones, me quedé petrificado. De pronto, como si Lilian hubiera percibido mi silenciosa presencia, giró la cabeza, turbada y sin palabras. Avancé hacia ella, sin palabras, sin delicadeza, la tomé de un brazo, la introduje en la habitación, el lecho aún conservaba los signos del sexo reciente. No se resistió, sentía la fuerza de mi mano sobre su muñeca, reconozco que ni sabía el porqué estaba haciendo esto, pero… son esos momentos donde la pasión anula la razón... - Suéltame… me haces daño… No había notado la rudeza de mi acto, hasta creo que no la había escuchado, solo tenía la imagen de una traición, me habían robado mi pertenencia, sentí el repentino calor interno de la ofensa, sentir la infidelidad en carne viva, y se me nubló el sentido de la prudencia, un acto totalmente irreflexivo y fuera de toda razón, tampoco me importó que no fuera de mi propiedad, solo me sentía humillado y vejado por arrogarme un derecho que nunca me fue prometido. El “me haces daño” encendió la motivación escondida, solo quería hacerle sentir la represalia de haberme herido en el orgullo de macho por considerarme su único dueño. Con la vehemencia de mi sinrazón la tiré sobre la cama, tendida boca abajo. – Suéltame me estás haciendo daño!... No me importó el reclamo anterior, menos ahora que estaba envalentonado por mis propios pensamientos. Levanté la falda, de un brusco tirón desgarre el elástico de la bombacha, subí la falda hasta la cintura, descubriendo esas nalgas ...
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