1. El reencuentro - 2ª parte


    Fecha: 07/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... por lo que lo único que hizo fue dejar la maleta en el dormitorio, sin tocarla, ducharse, afeitarse y ponerse ropa limpia, interior y exterior, tras lo cual salió como alma que lleva el diablo rumbo al trabajo, en transporte público, claro, pues cualquiera usaba un medio privado para ir a trabajar, pues para multas no se ganaría. Por la noche, según quedara con Rachel la víspera, cenaron juntos pero Daniel no dio a su novia el anillo de compromiso, para sorpresa de ella, que esperaba tal cosa, enterada como estaba de tal intención en él, como paso previo al casorio definitivo. Mas nada, que su novio ni se refirió a ello ni, menos, lo sacó a la luz en todo el rato que compartieron. Pero la sorpresa de Rachel subió de tono cuando su novio, la mar de apasionado con ella entre las sábanas, le dijo, al acabar de cenar y cuando ella le invitaba a acabar la noche en su casa, que no pues estaba más que cansado tras horas y horas sin dormir, por lo que al salir del restaurante cada uno, por su lado, se largó hacia su casa. Aquella fue la primera en la frente que Rachel recibía de su novio, pero no la última, pues las noches de cansancio, de no tener ganas de salir a cenar, prefiriendo pasar la velada solo en casa, no es que se hicieran habituales, pero su menudeo empezó a hacer mella en la mente de Rachel, que algunos meses después estaba como pavo español en Navidad; o sea, más “mosca” que su madre cuando su marido, padre de Rachel, un día bajó a comprar tabaco y a la mañana ...
    ... siguiente el “menda” no había aparecido todavía por casa. En fin que habían pasado los meses, más de cuatro, y Rachel se dijo que ya estaba bien. Su novio había cambiado mucho en muy poco tiempo y, claro está, ella deseaba una explicación al respecto. Ello fue uno de tantos sábados que todavía quedaban a cenar y darse después un sonado “revolcón”. Y fue nada más terminar la cena, cuando saboreaban la última copa antes de ir a la casa del uno o de la otra, a cuenta del “refocile” Daniel, algo te pasa y, estoy segura, tiene mucho que ver con tu visita a España, al entierro de tus padres. Has cambiado, Daniel, y mucho además. Aquel viaje marca un antes y un después entre nosotros… ¿Qué pasó allí, Daniel?... ¿Qué pasó?... Daniel, al momento, bajó la vista al suelo, incapaz de sostener la de su, todavía, novia formal… Había llegado el momento que, casi desde que regresó de Madrid, se venía negando a afrontar. La hora de la verdad entre él y Rachel. Pero lo peor era que él a esa mujer la quería… Sí, indudablemente la quería y por nada del mundo querría hacerle daño. Sí; la quería, pero, definitivamente, no la amaba… Como amiga sí; así casi podría decirse que la adoraba, pero como mujer… Desde luego que disfrutaba cuando se acostaban juntos, cuando practicaban el sexo, pues Rachel era un monumento de mujer, y quién no disfruta con semejante pedazo de mujer. Incluso, reconocía que, como mujer, hasta estaba mejor que Sandra… Pero no la amaba; no podía, porque no es posible amar a dos mujeres ...
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