1. Adriana, mon amour


    Fecha: 11/08/2018, Categorías: Anal Sexo Duro Autor: marcolopezlit, Fuente: xHamster

    ... Me acerqué a ella y la tomé por las nalgas: la acerqué con suavidad y la besé en la boca, dejando que mi verga, aún pegajosa y húmeda, rozara sus labios, aún pegajosos y húmedos.Después de esa noche comenzamos a coger con regularidad. Casi de manera religiosa los lunes, para tener un buen inicio de semana. Los miércoles, para aguantar lo que se venía. Los viernes, antes de los tragos para olvidar la semana, después de los tragos por la pura diversión. Y los sábados y los domingos porque, coño, necesitábamos aprovechar el fin de semana.Y pasó el tiempo, y antes de que nos diéramos cuenta, un año. Y el tiempo de celebrar de nuevo su cumpleaños llegó. Sin embargo, en esta ocasión las cosas serían diferentes. Tenía pensado llegar temprano a su casa. Estar desnudos todo el día y coger como posesos, el objetivo. Había planeado cosas que harían sentir orgulloso al Marqués de Sade.Sin embargo, cuando llegué con ella me dijo: "En una hora, más o menos, llegarán los demás. Esa semana, debido a que no pudimos ajustar nuestros horarios, no nos vimos. Eso contribuyó a mi calentura, pero las palabras que me dijo en cuanto estuvimos frente a frente, no.No podríamos disfrutar del día que había planeado, tendría que conformarme con el tiempo disponible. Hasta ese momento no había reparado en su atuendo. "Pasa", me dijo, aún no termino de vestirme. Ese "aún no termino" era en realidad un aún no comienzo, pues llevaba el pantalón de la pijama y una camisa vieja que usaba para dormir. Y debajo ...
    ... de eso, nada. Me lo decían la experiencia y sus pezones erectos, enormes, rosas y deliciosos. Ese pensamiento de inmediato me puso como piedra. Sin embargo, debía esperar un poco. Lo primero fue besarle el cuello. Al principio, por supuesto, me pedía que la dejara. Pero poco a poco comenzó a excitarse, hasta que dio media vuelta y me besó. Sus labios devoraban los míos mientras sus manos acariciaban mi pene por encima de mi pantalón.Mis manos, por otro lado, no perdían tiempo. Subían y bajaban por su espalda, apretaban una nalga y acariciaban sus pezones, que parecían de diamante. Luego mis labios pasaron a su cuello. Poco a poco, mientras mis manos estrujaban sus pechos, ella comenzó a gemir. Y entonces sentí la humedad en su pijama. Ahí supe que era hora de entrar en verdadera acción, así que le quité el pantalón y me puse a dedearla. De inmediato reaccionó, separando un poco las piernas tomando mi miembro, hinchado y deseoso, con sus manos. Luego de unos cinco minutos así, la tomé por la cintura y dejé que la cabeza de mi verga se colocara en la entrada de su coño. Ella intentó empalarse de inmediato, pero no la dejé. En cambio, la llevé hasta su cama, en donde comencé a lamerle la vagina.Igual que antes, su respuesta fue inmediata. Gemidos, su pelvis contra mi boca, sus manos en mi cabello. Tres minutos de lengua en su clítoris y su primer orgasmo de la noche. Y entonces su boca me imitó: y mis ligeros gemidos, un sí, y detente, que me vengo.Ella se levantó y trató, con la ...