1. Adriana, mon amour


    Fecha: 11/08/2018, Categorías: Anal Sexo Duro Autor: marcolopezlit, Fuente: xHamster

    ... piel aún enchinada, de seguir arreglándose. Iba a ponerse el brassiere cuando sintió mi pene contra sus nalgas. Y sonrió. La puse contra la pared y comencé a penetrarla con violencia. Momentos después ella dio media vuelta y me abrazó con las piernas. De manera instintiva mis manos se detuvieron en sus nalgas, separándolas y estrujándolas. De la nada, dijo: "méteme un dedo en el ano". Ni lerdo ni perezoso lo hice: al principio, su cara transmitía dolor. Pero las acometidas de mi verga contra su coño mojado y mi dedo se acompasaban, poco a poco regresó a su rictus de placer.Sin sacarle el dedo, la coloqué sobre la cama. De inmediato se puso en cuatro y me dijo: "cógeme". La rudeza de su expresión me excitó aún más, así que procedí a penetrar su altar de Sodoma. Ella gemía, apretaba los dientes, retorcía las manos y decía que le dolía, pero nunca me pidió que me detuviera. Con una mano se acariciaba la raja mientras yo me desquitaba con su colita.Ella gritó cuando me vine. De su culo abierto goteaba semen; con cuidado y disfrutando de cada segundo, sacó sus dos dedos de su vagina y acarició el borde de su ano. Luego, cuando su índice estuvo lleno de leche, se lo llevó a la boca ...
    ... y me sonrió. Deslizó su mano hasta mi verga, hinchada aún, y la acarició con un poco de rudeza. "Es apenas el primer round", me dijo con lascivia. Acto seguido, puso las nalgas a la altura de mi cara y empezó a chuparme el pito, que no tardó en endurecerse bajo las acometidas de su lengua. Sólo se lo sacó de la boca el tiempo suficiente para decirme: "chúpame la cola". Y lo hice hasta que se vino.Sin embargo, yo aún no me venía de nuevo, así que la puse boca abajo, separé sus piernas y mientras los últimos temblores del orgasmo recorrían aún su piel, la penetré.De forma instintiva comenzó a acariciar sus pezones, hasta que los gemidos empezaron. Y de pronto el timbre.-¡Voy!, gritó. ¡Salgo en un momen...!La interrumpió mi verga escabulléndose en su culo. Me volteó a ver con lo que pretendía ser enojo, pero un par de embestidas bastaron para que esa mirada se convirtiera en lujuria. "Rápido", murmuró mientras mis dedos le acariciaban el clítoris y sus manos se estrujaban los senos o aumentaban la velocidad de mis dedos en su cueva.Nuestros amigos tuvieron que esperar 15 minutos, y nos vieron de forma tal que lo único que pudimos hacer fue reírnos, sonrojarnos y un poco y callar. 
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