1. Yago (IV): Una tarde muy entretenida


    Fecha: 09/09/2018, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... ese culo, para que su rabo pudiera estallar de gusto, en cualquier momento… Poco a poco, fue deslizándose hacia abajo; sin poder evitar los mordisquitos, y sin poder evitar saborear su piel tostada; hasta encontrarse, cara a cara, con ese culo, cargado de pelos rubios, en el que estaba dispuesto a hundir su lengua cuanto pudiera, y recorrer la totalidad de la longitud de su raja, cálida y sabrosa; para abandonarse, por completo, a la lujuria más desenfrenada. Pero, desde el ventanal, Etienne, miraba impaciente, esperando la convenida señal, que ya tardaba. Y empezó a abandonar su escondite, para empezar a acercarse con cautela. Cuando el Duque le vio junto a la cama, le animó a ocupar su lugar; y seguir con lo que él tenía entre manos; creyendo que el coronel no se daría cuenta del cambio. Pero, Sarasola, que era un verdadero experto en esas lides, lo notó enseguida. Permitió que los dos hombres se lo repartieran, fingiendo ser uno solo; y simuló no darse cuenta del juego. Etienne, le pasaba la lengua entre las piernas, y recorría cada palmo de su piel; saboreándola, mientras el Duque terminaba de desnudarse… Y con determinación, le metió la mano entre las piernas, para agarrarle el rabo, y obligarle a subir el culo… ... y abriéndole las nalgas, se acercó para lamerle el ojete. Sarasola, sintió la ...
    ... humedad de su legua, y el placer que le proporcionaba, y exclamó: - ¿Que me hacéis, excelencia? Pero el Duque no contestó… Llamó la atención de su secretario; y volvió a ocupar su lugar… Luego se tumbó otra vez sobre él... y acercándose al oído - ¿Te gusta?, ¡mon cheri! El coronel, solo se movió para suspirar; y siguió tendido boca abajo. Pero el secretario, no podía contener sus impulsos. Y mientras el Duque, le chupaba las orejas y le daba mordisquitos en el cuello, el coronel sintió unas manos en el culo, hurgándole en el ojete - ¡Su excelencia!, ¿podéis creerme, si os digo, que he sentido unas manos acariciándome el culo?… El duque, dejó lo que estaba haciendo; y permaneció en silencio… Miró al secretario y Etienne, dejó de tocarle, en ese mismo instante... - Os aseguro, que nada me gustaría más que poder disfrutar de un “ménage à trois”... … ¿y a vos? Al Duque se le iluminó la cara, y dijo: - Me encantagía, ¡monsieur!... … y segugo que a Etienne, mi secgetario, tampoco le impogtagía. Con esas palabras, el coronel había dejado claro que aceptaba de buen grado pasar la tarde follando con los dos. El coronel, se dio la vuelta, y el Duque bajó hasta las ingles para continuar con el juego. Y, Etienne, que se había prendado de él, se tumbó a su lado para acariciarle el pecho y gozar de sus labios. 
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