Ana entregada otra vez al mecánico - Relatos Eróticos

Ana entregada otra vez al mecánico

... tiempo de alcanzar su propio orgasmo.Le acaricié la cola y muy despacio le separé los redondeados y suaves glúteos. Sus labios vaginales se veían inflamados y enrojecidos, totalmente dilatados y dejando salir el semen del mecánico, deslizándose por sus piernas hasta el suelo.Cuando mis dedos tocaron delicadamente su clítoris, Ana me detuvo con un quejido, diciendo que le dolía mucho.La ayudé a vestirse, aunque Ricardo se había quedado con los jirones de su tanga y no permitió que se limpiara los restos que le había dejado dentro de su cuerpo.Nos despidió fríamente, advirtiéndome que mi esposa debería estar siempre lista a su disposición y que comenzaría a compartirla con sus amigos cuando quisiera.Despacio nos dirigimos a casa. Anita caminaba con alguna dificultad y me dijo que le ardía y dolía demasiado. Al llegar la ayudé a desvestirse y a bañarse, cuando entonces se largó a llorar y me pidió perdón, diciendo que había disfrutado como una perra a pesar del dolor y que realmente Ricardo la había convertido en su puta, ya que no podía dejar de pensar en esa verga enorme que la cogía tan bien y en el maltrato humillante que le daba durante esas salvajes sesiones de sexo.La dejé sola para que se relajara y me fui a nuestra habitación, donde me hice una terrible paja mientras recordaba la escena de mi mujer bajo las embestidas de “mi amigo”…