1. Ayudando a Mamá (08) [Final].


    Fecha: 08/10/2018, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... esperando. Eso me provocó muchísimo. De inmediato comencé a sobar mi miembro mientras bajaba un poco mi pantalón. Ella aguardaba impaciente en silencio. De su vagina, en forma de estalactita, colgaba una gota de flujo. Me alegré al ver que mi fiel compañero de andanzas sexuales ya estaba listo para la batalla, me acerqué a Elvira y lubriqué mi glande surcando por el centro de su vagina hasta llegar al orificio trasero. Empujé una vez, media verga adentro. Retrocedí y arremetí por segunda vez, tres cuartos adentro. Tercer intento, mi pubis chocó contra sus nalgas. Ella apenas emitió un quejido. Su culito estaba tan suave y cálido como la última vez, no pasó mucho tiempo hasta que empecé a penetrarla con intensidad. Elvira se aferró al borde opuesto de la mesa y recibió estoicamente las embestidas sin siquiera gemir, pero algo en su actitud me decía que lo estaba disfrutando en gran medida. Movía su cabeza en círculos y noté que mantenía los ojos cerrados. Eso era puro gozo anal. Mis piernas se calentaron con el movimiento y supe que ahora podía ir más rápido, así lo hice, maltratando su esfínter con mi bastón erecto. Esta vez ella intentó retener sus gemidos, intentó respirar de forma pausada e intentó permanecer ajena a la culeada que estaba recibiendo, pero no lo logró. Levantando su cabeza soltó un grito de placer, luego la apoyó contra la mesa y en su garganta quedó un agónico gemido constante. Miré el reloj de pared y supe que ya faltaba poco. No sólo estaba cogiendo a ...
    ... mi tía sino que a su vez estaba haciendo tiempo. No quería acabar todavía por lo que mantuve un ritmo intermitente, de a ratos lo mantenía alto y feroz y luego lo disminuía como si fuera una suave mecedora en la que mi tía estaba sentada. Sentada con un palo metido en el culo. - Tía, sacate toda la ropa. Ella no se negó. Me aparté para permitirle desvestirse mientras yo hacía lo mismo. Nuestra ropa quedó dispersa por el suelo o sobre alguna silla. Luego la tomé por sorpresa, me le acerqué por atrás y me aferré a sus grandes y blandas tetas intentando orientar mi pene a su cuevita posterior. Elvira se inclinó nuevamente sobre la mesa y la penetré con tanta fuerza que no pudo evitar gritar. Comencé con un vaivén amplio, sacando casi toda la verga y clavándola hasta el fondo, ella separó más las piernas ya que ahora el pantalón no se lo impedía, esto me permitió abrir sus nalgas de forma más cómoda y penetrarla bien profundo. Estábamos tan concentrados en nuestro acto sexual que sólo notamos que alguien llegó cuando la puerta ya estaba abierta. Esta vez fue el turno de mi madre de pescar por sorpresa a su hermana en pleno acto incestuoso. Mi tía se quedó helada al verla y Graciela se apresuró a cerrar la puerta de la calle para que nadie nos viera desde afuera. - ¡Elvira! - ¡Graciela! - Creo que no hace falta que las presente – dije sin dejar de metérsela a mi tía. - Esto sí que no me lo esperaba, al menos no en mi casa – dijo mi madre. Estaba vestida con su clásico uniforme de ...
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