1. Cautiverio: día 1


    Fecha: 13/10/2018, Categorías: BDSM Sexo Duro Tabú Autor: coleccionista, Fuente: xHamster

    ... estuvieran partiendo cada vez que la penetraban, su ano se rasgaba cada vez más, el dolor era cada vez peor. Pero después de unas veinte embestidas el hombre le agarró las nalgas con tanta fuerza que las uñas quedaron marcadas y entre gemidos y llanto eyaculó dentro de ella por un buen rato.Sacó su pene aún duro de su ano y la arrojó a un lado. Samanta lo miro desde abajo, adolorida y muerta de miedo, temblando como un perrito bajo la lluvia. Era imponente, muy musculoso, y con un gran pene, duro como la roca, apuntando a los cielos, por el cual un hilo de semen se escurría hasta sus testículos.-Escupe tus calzones y límpiame el pico –ordenó el hombre-, y si intentai morderme hago que se pongan en fila 50 weones para que te hagan cagar. Agradece que después de eso terminai.Llorando Samanta supo que tenía que obedecer, se imaginó a 50 hombres haciendo fila para violarla. Pero más que eso… había dicho que después de eso terminaba. Así fue que se acercó gateando, mientras el semen que estaba en su ano comenzaba a salir, sonando pegajosamente. Estaba hecha un desastre. Intentó arrodillarse para llegar hasta los genitales del hombre, pero las fuerzas le fallaban, y se mareaba al intentar levantarse. Pero quería acabar con todo eso de una vez, asique se afirmó en las fuertes piernas del hombre hasta que su boca alcanzó la altura de sus testículos.Tenía asco, mucho asco, pero el hombre la miraba, y de alguna forma no le quedaba dignidad. Sacó su lengua y comenzó a lamer el semen ...
    ... que chorreaba por los testículo del hombre. Intentaba pensar en otra cosa, pero su mente adormilada solo le hacían repasar los últimos acontecimientos: ella tirada en el suelo mientras le rompían la vagina... Comenzó a subir su lengua, lamiéndole la erección, dura y fuerte. Apenas podía con el calor que sentía, sudaba y sudaba, lo que le quedaba de ropa se le pegaba al cuerpo y le pesaba. Llegó hasta el glande del enorme pene que saboreaba, y justo en ese momento el hombre le agarró la cabeza y comenzó a meterle el pene en su boca, cada vez más profundo.Las arcadas eran cada vez más fuerte, botando buenas cantidades de saliva, así como él le penetraba su garganta cada vez más profundo. La saliva escurría por su boca y la mojaba cada vez más, y sus lágrimas no paraban de brotar. La desesperación fue tanta que ella misma tiró de su camisa pegada a su cuerpo, sacando todos sus botones del tirón… pero así se sentía algo más fresca, y de todas formas, la humillación era tanta que solo quería terminar todo. La volvieron a penetrar la garganta fuertemente y se bañaba cada vez más en su propia saliva, chorreando hasta sus pechos y piernas.Finalmente el hombre se detuvo y empujó con fuerza su cabeza hacia sí, alcanzando esa vez la penetración máxima. No la dejaba respirar mientras eyaculaba dentro de su garganta. Y cuando estuvo a punto de perder la consciencia él la empujó para que cayera de espalda, mientras tosía y tosía el semen, que salía desde su boca y narices.En ese momento ...