Patas arriba (XXIII) - Relatos Eróticos

Patas arriba (XXIII)

... llegando a Ámsterdam, pero nosotros tampoco es que nos aburramos por acá, no he retenido muchos nombres de lugares, pero Joel se mueve por la ciudad como si viviera aquí todavía, cuando se lo hice ver me dijo que Londres no ha cambiado gran cosa desde los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, por lo que sabe dónde está todo lo que quiere mostrarme. Hay que reconocer que los sitios emblemáticos están muy bien, pero mi novio sabe lo que me chiflan ciertos detalles y de repente se mete en una de esas callejuelas que dices ‘acá me roban los slips sin tocarme el pantalón’ sólo para llegar a un edificio viejo, casi en ruinas, abandonado y que parece que se va a derrumbar en cualquier momento y entonces empieza a contarme que fue construido en el siglo cuando el arco iris era a blanco y negro y que se sostiene sólo porque los constructores de entonces sabían usar las piedras y eran capaces de cualquier cosa cuando se lo proponían y después de horas analizando estructuras y cómo es posible que se mantengan en pie, mi Joel me sacaba de allí, me llevaba a algún sitio encantador y comíamos verdaderas delicias que ni sabía que existían. Jesús Vaya, llegamos a la Cuna de todos los Vicios, como la llaman algunos, la gran Ámsterdam, joer, vaya pedazo de ciudad, esto no sólo es grande, es variado como no hay dos, te puedes encontrar lo que sea, sólo es saber buscar, o eso he visto. La verdad, por mucha fama que tenga la ciudad, no me pareció tan interesante o divertida como dicen, ...

... tal vez porque a nosotros no nos interesa tanto estar drogados todo el día, no lo sé. Lucas Estando en Ámsterdam, que la incluimos en el viaje sólo por parar un poco entre Brujas y Dresde y que nuestras piernas llegasen enteras, descubrí que los Países Bajos no se llaman Holanda y que, de hecho, dos de las provincias del reino se denominan Holanda, también me asombré por lo variada que es su cultura, sus tradiciones y la estabilidad que tienen pese a la gran posibilidad de desastres que permiten sus leyes tan abiertas, se ve que estar poblados desde la última glaciación les ha ayudado bastante. Le comenté a mi hermano todo esto y el cabrito sólo me dijo que por algo él quería parar en algún lugar de los Países Bajos como parte del viaje. Ramón Bueno, creo que Ámsterdam no fue tan buena idea después de todo, pero por algún motivo mi Cami y Lucas lo incluyeron en el viaje, en fin, después cogimos otro tren rumbo al destino que más deseaba de todos: Dresde. Dresde es una pequeñica ciudad alemana que fue bombardeada en la Segunda Guerra Mundial y casi quemada hasta los cimientos, pese a eso, tiene mucha historia y además es impresionante el cómo se han recuperado de eso y, a menos que te lo cuenten, no te darías cuenta ni en broma, vamos, que el funcionar como funcionan los alemanes de algo (o mucho) les ha servido. Pero no sólo eso había para ver en Dresde, hay un motivo por el que le pedí a mi Cami que incluyeran el lugar en el itinerario: la compañía Martins está estos días ...