1. La vecina de Aldo


    Fecha: 24/10/2018, Categorías: Bisexuales Autor: cito63, Fuente: RelatosEróticos

    ... avisaré. De nuevo engulló aquel pedazo de carne palpitante e hizo que la punta explorara cada rincón de su boca. –Puedes correrte, no me importa que lo hagas, dijo luego, clavando sus ojos brillantes de lujuria en los míos y sin apartar los labios y la punta de la lengua del babeante glande. De un empujón se lo clavé hasta el fondo, ella retrocedió al sentir taponada la garganta, pero pronto recuperó la compostura y reanudó los movimientos. Yo contribuía con un mete-saca continuado, le estaba follando la boca al tiempo que le pellizcaba suavemente los pezones. Me corrí sin prevenirla y al percibir el cálido líquido se aplicó con más ímpetu, emitiendo unos sonidos guturales que a mí se me metían hasta la médula de los huesos. Fue una corrida sensacional. Por las comisuras de la boca le salían chorretones y caían en su pecho, mientras continuaba chupando, saboreando con deleite lo que tenía en la boca. Se echó un poco atrás, me miró complacida y dijo con voz entrecortada. “creo que me he tragado más de la mitad”. Un instante después se levantó y fue al fregadero a enjuagarse la boca. Llené un vaso de vino, se lo ofrecí y bebió casi la mitad, yo bebí el resto. Luego la besé en la boca a la vez que le extendía por los pechos el semen que se había derramado; ella permanecía con una mano y las nalgas apoyadas contra la encimera de la cocina. –¿Cómo está tu cuevita, mi amor? –Creo que mi cueva es una fuente. –Pues yo me muero de sed. Me arrodillé colocando la bata bajo las ...
    ... rodillas, metí las manos entre sus muslos para obligarla a separarlos y sin más preámbulos mi boca se hundió en aquel pozo rebosante de sabrosísimo néctar, mientras ambas manos continuaban masajeando sus pechos untados de semen. Sandra puso su mano izquierda sobre la mía derecha, para presionar y reconducir los movimientos, y con la derecha enredada en mi pelo me presionaba la cabeza. Mi mano izquierda descendió por su costado, acariciando luego las nalgas y la parte posterior de los muslos. Sandra comenzó a moverse con cierta desesperación, presionando el coño contra mi boca, al tiempo que lanzaba grititos y jadeaba espaciadamente, como escuchándose y saboreando las oleadas de placer que sacudían su cuerpo. Mientras le chupaba el clítoris le metí el pulgar en la vagina y con el dedo corazón le masajeaba el esfínter. El flujo vaginal aumentó hasta llenarme la boca, Sandra permaneció estática y muda unos segundos, como reconcentrada en sí misma, sólo percibía unos ligeros movimientos espasmódicos en el bajo vientre. Por fin explotó, lanzó un “aaaaaaaahhhhhhh” que pareció llenarlo todo. Yo continué lameteando su lindo coñito y chupando el clítoris, con el dedo enterrado en su vagina y Sandra continuó un buen rato con aquellos “aaaaaaaahhhhhhh”, “aaaaaaaayyy”, “aaaaaaaahhhhhhh”, cada vez más espaciados. –No puedo más, dijo al fin, tirándome del pelo para separar mi boca que parecía acoplada al coño como la lapa a la roca. Me incorporé y nos abrazamos. Suspiró profundamente con la cabeza ...
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