1. El librero (segunda parte).


    Fecha: 27/10/2018, Categorías: Gays Autor: capata, Fuente: SexoSinTabues

    Por segunda vez, sumisamente, me entrego al viejo librero. Para una mejor comprensión de la historia, sugiero la lectura de la primera entrega. Estaba apostado enfrente de la librería, habían pasado cuatro días desde mi visita anterior. Mi calentura era terrible, me había masturbado en varias ocasiones rememorando como Julio, el viejo librero, me hacía suyo y humillaba sin compasión. Crucé la calle y accedí al local, tres clientes se encontraban en la caja pagando sus adquisiciones. Julio se percató de mi presencia y una mueca enfermiza se atisbó en su rostro, me estremecí y mi diminuta pollita comenzó a dar señales de vida. Vagué sin rumbo por las diferentes secciones anhelando la llegada de mi macho. - Vaya, vaya, vaya, pero si es la putita Alfredito, escuché a mis espaldas. Me estremecí al escuchar su voz, no tuve valor ni fuerzas para enfrentarme a su mirada. - Te esperaba antes zorra, continuó hablando el viejo librero, mientras se acercaba. Un fuerte olor a colonia, cara y de clase, invadió mis fosas nasales. - ¿Para que has venido?, preguntó plantándose delante mió. Noté como su mirada me penetraba y desnudaba. Apenas acerté a balbucear una respuesta mientras bajaba mis ojos ante su imponente presencia. Julio dio una vuelta alrededor mío y acercando su boca a mi oído dijo: - Por culpa tuya he tenido que cerrar antes de tiempo, he perdido dos clientes y de alguna forma vas a tener que recompensarme Alfredito, dijo mi amante. El librero se pegó a mi espalda, noté su ...
    ... enorme bulto apoyando mis nalgas. Comencé a mover mi culo en círculos frotándome contra la verga de mi hombre. Julio se separaba de mí mientras yo me echaba hacia atrás buscando el contacto contra su enorme pollón. - Tienes ganas de verga cabrón, estás en celo como la perrita que eres, maldita zorra, quiero oírtelo decir, ordenó Julio. - Yo, yo, Julio por favor ……. - Maldito cabrón, para ti no soy Julio sino tu amo Don Julio, dijo el viejo librero dándome una fortísima nalgada. Mi gemido de placer resonó en todo el establecimiento. - Don Julio, acerté a decir, he venido porque deseo ser su zorra, su perra caliente, quiero que me haga suyo y me posea como un perro folla a su perra. Las carcajadas de Julio se escucharon en toda la tienda. Así me gusta sumiso de mierda exclamo Julio. El viejo librero asió mi mano y de un fuerte tirón me despojó de la alianza dejándola sobra uno de los estantes. -Eres poco hombre para una mujer, yo te voy a dar lo que te mereces, voy a hacer de ti una verdadera hembra, quiero que te desnudes para mí, ordenó el macho. Lentamente, con mucha parsimonia, me despojé de la ropa. Mi americana, la corbata y camisa cayeron a mis pies. Me saqué los zapatos y calcetines al igual que el pantalón del traje y mi boxer, quedando desnudo ante mi macho. - Vaya mierda de pollita tienes, se rió Don Julio, seguro que eres incapaz de dar gusto a tu esposa y tiene que hacerse un dedito para quedar satisfecha. Las palabras de Don Julio lejos de ofenderme me excitaban aún ...
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