1. Desafío de galaxias (capitulo 81)


    Fecha: 06/11/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    En pocos días, la resistencia bulban se había desmoronado. Con los carros de combate operando a sus anchas y con poca resistencia, las líneas enemigas habían ido retrocediendo hasta las cercanías del antiguo complejo gubernamental. Este, era el único lugar que todavía disponía de escudos de energía y un par de baterías antiaéreas, que no eran obstáculo para los interceptores y lanzaderas federales que con algunas precauciones operaban sin problemas. Los leales al líder, se reducía a un par de divisiones, muy diezmadas, y su temible guardia personal que ocupaba el interior del complejo de gobierno, defendiendo el muro que lo rodeaba. Todos los ejes de avance, convergían en ese punto. Trens y Hoz, ocuparon la vanguardia federal con sus tropas para animar a los defensores de la infantería regular, que defendían la zona exterior, a rendirse y salvar la vida. Dio resultado: por la noche, casi todos desertaron y se rindieron. Al líder, solo le quedaba su guardia personal. —En mi opinión, no merece la pena correr riesgos inútiles, —afirmaba el general Cimuxtel— que la flota los machaque. —Mantienen los escudos… —Con un bombardeo concentrado, os aseguro que no duraran mucho. —Pero quedan soldados bulban en el interior del complejo, y nuestros aliados pueden tener algo que decir. —Son partidarios incondicionales del líder, —dijo el vicealmirante Trens— os puedo asegurar que prácticamente son irrecuperables. Ojala no fuera así, pero las cosas son como son. Marisol, sentada y con los ...
    ... codos apoyados en la mesa, asistía en silencio al debate con la mirada ausente. —No me parece muy honorable machacarlos con la artillería naval, —afirmó Oriyan. —Déjate de honor, —dijo Loewen— muchos soldados pueden morir asaltando el complejo. —El honor lo es todo, —insistió Oriyan mirando a Marisol— como muy bien me ha enseñado mi maestra. Marisol desvió la mirada, fijándola en ella con una sonrisa. —¿Maestra de qué? Efectivamente, el honor lo es todo, al menos para mí, pero entiendo vuestro argumento e incluso lo comparto. El problema es que quiero a ese cabrón, el líder es mío y le quiero matar yo, y si le bombardeo desde cien kilómetros de altura, no podré hacerlo, solo podré recoger sus asquerosos restos con pinzas. Pero no voy a arriesgar tropas, no temáis: asaltaré el complejo con tres batallones de voluntarios, uno de españoles, con el escuadrón de mi pueblo y los del Fénix, y dos más… —Yo me ocupó de reclutar a los nuestros, —dijo J. J. —Y cuenta con uno de Maradonia, —intervino Cimuxtel. —Y con otro de Mandoria, —añadió Anahis. —De acuerdo, pero todos han de ser voluntarios. —Lo serán, no te preocupes, —dijo Marión riendo—. Te van a acompañar en el asalto final: va a haber hostias para entrar en los batallones y ver cómo te cargas a ese hijo de la gran puta. —Muy bien, el resto presionaréis los muros exteriores para mantener a parte de los defensores entretenidos allí. —Nena, ¿no pensaras que te vas a ir tu sola de fiesta? —preguntó Opx —Esto es cosa mía… —¡Una ...
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