Desafío de galaxias (capitulo 81)
Fecha: 06/11/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... mierda! —exclamó Cimuxtel— yo pienso ir. —Y yo. —Yo también, —todos contestaron de la misma manera, al igual que Trens, Hoz y el triunviro Dreiz, que había llegado el día anterior. —Seria bueno llevar un escuadron bulban por si algún guardia de anima y se rinde, —dijo Hoz. —Me parece bien, ocúpese usted, pero ya sabe: voluntarios, —Hoz acepto con una inclinación de cabeza—. Bien. Mañana, la artillería atacara tres puntos del muro, y por las brechas entraran los batallones, con protección de carros de combate. Hay dos edificios principales: el palacio de la Regencia y el Parlamento Republicano, los demás, son edificios administrativos más pequeños y difíciles de defender, por eso, considero que centraran la defensa en los edificios principales. Convergeremos sobre ellos y buscaremos al líder: si terminamos con él, se acabara todo. Pero lo vuelvo a repetir: el líder es mío, aunque si me mata podéis hacer con él lo que os salga de los cojones. —Mi señora, —dijo Trens levantando la mano—, no subestime al líder, es un guerrero consumado y un rival temible. Además, su lanza de combate se puede dividir en dos, mucho cuidado. —Gracias vicealmirante: lo tendré en cuenta. Sonó el despertador del comunicador de Anahis y esta abrió los ojos y lo apagó. Después de unos segundos, se desperezó y comprobó que estaba sola en la cama. Saltó de ella y vio a Marisol, desnuda, sonriéndola sentada en el sofá frente al ventanal del Fénix. —¿Desde cuándo estás aquí? —preguntó arrodillándose entre ...
... sus piernas y abrazándola. —Hace rato, no podía dormir, —respondió acariciando los cabellos de su amada. —¿Estás nerviosa? —Creo que si, pero más preocupada que otra cosa: me da miedo fallar. —No vas a fallar, —dijo Anahis mientras la puerta se abría y Sarita, con su uniforme de campaña entraba en el camarote. —Si queréis aviso que retrasamos el ataque hasta que terminéis de meteros mano, —bromeó Sarita. —No nos estamos metiendo mano, es que esta con las orejas un poco gachas. —No seas boba, —dijo Sarita sentándose a su lado y acariciándola— cuándo te pongas la coraza y salgas ahí fuera, se te pasara. —¿Y Felipe? —No pensaras que le iba a dejar venir aquí a ver a dos pibones en bolas. No, se fue hace una hora para prepararlo todo con los chicos del pueblo. Los demás también están ya en pie, solo faltáis vosotras, o sea, que moved el culo. Se levantaron y Sarita las ayudó a vestirse y ponerse la armadura nueva. Se enfundaron las pistolas regalo de Opx y se colgaron las espadas de la cintura, porque el escudo iba en la espalda. Por último, Marisol se colocó la vizcaína en los riñones para poder empuñarla con la mano izquierda si fuera necesario. Cuándo salieron del camarote, una doble fila de tripulantes recorría, a ambos lados, el pasillo que conducía al hangar de vuelo. Según pasaba, todos la saludaban militarmente y con alguno se paró para abrazarse. Cuándo llegó al hangar, lo que quedaba del regimiento de infantería estaba formado. —Parece que falta mucha gente, Pepito, —dijo ...