El desafío: ¿Qué hacer cuando te desafían a coger?
Fecha: 15/11/2018,
Categorías:
Primera Vez
Voyerismo
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... ¿Paola? —le dije. Ella era notablemente más tímida que sus amigas, y no era muy bonita que digamos, así que creí sería más receptiva y la más fácil de abordar. Paola me miró. Sus amigas interrumpieron de golpe su plática y se me quedaron viendo. —Oye, necesito de tu ayuda, ¿puedes venir conmigo? Cuando la alejé de sus amigas, logré convencerla de que tenía una duda en matemáticas y que aquello me avergonzaba pero, como ella era buena en el área, había pensado en pedirle ayuda. Ella aceptó. —Te pago por la asesoría, dime cuanto y... —le dije mientras caminábamos con intención de distraerla. Ella se sonrojó y nerviosa me contestó. —Ah, no, cómo cree. Nada más dígame cuáles son sus dudas y veo si le puedo ayudar —me dijo. —Pero tutéame que no nos llevamos tantos años. Tan nerviosa que estaba que ni se percató que nos dirigíamos al fajardín, lugar aislado detrás de unos salones. Allí, alejados de miradas indiscretas, nos quedamos mirándonos uno frente a otro. —Bien, ¿cuál es tu duda? —me preguntó la muy ingenua. —Mira te voy a enseñar mi duda —respondí y, después de cerciorarme que nadie estaba por ahí cerca, me bajé el zipper—. Ups, te dije que te iba a enseñar mi duda, perdón, quise decir mi dura, mi dura verga —le dije cuando ya la tenía toda de fuera. Mi robusto falo de carne salía por la cremallera abierta del pantalón y pude notar que la mirada de Paola no lo perdía de vista. Había quedado atónita y con la boca abierta. Miré hacia la ventana del salón donde sabía que ...
... Jimena nos estaría observando. Habíamos quedado en ello. Así ella atestiguaría el acto. Al dar con ella, traté de demostrarle que mi pedazo de carne bien podría complacerla y me esforcé por hincharlo a voluntad. La cabeza se inflamó exponiendo que poseía vida. Por la expresión de Paola, parecía que era la primera vez en su vida que contemplaba un apéndice como éste. De Jimena no alcancé a notar su reacción, sin embargo, lo que sí noté es que había sacado su celular y nos estaba grabando. Aquello me pareció de lo más morboso por lo que hizo que me encendiera más aún. Aprovechando su momento de incredulidad, rápidamente me abracé a Paola. La besé no dejándola emitir negativa alguna. Prácticamente sentí que se derretía en mis brazos y me sentí con la situación dominada. Paola, que si bien no parecía muy bonita de rostro, sí que tenía unas amplias nalgas que se antojaban para aferrarse de ellas, y no me conformé con sólo pensarlo. Luego de amasárselas la giré y comencé a bajarle los chones. —Oye, ¿qué haces? —me preguntó la muy inocente. —Tú sólo ponte flojita y cooperando —le dije, mientras ya ensalivaba uno de mis dedos y así, con él, comencé a lubricarle la pucha a la tímida muchacha. Pese a que era notorio que aquello le gustaba, y que incluso estaba hasta por perder el equilibrio por la gustosa sensación recibida, Pao trató de frenarlo al subirse de nuevo los calzones. Yo, sin embargo, no desistí. La volví a conquistar mediante besos que ella no tomó a mal, probablemente ...