Pacto entre primos
Fecha: 23/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... calentado, así que tan pronto como salí del ángulo de visión de la cámara, me masturbé, fue fantástico. Sentada en la cocina, apurando el desayuno, un deseo pasó por mi mente. Yo le estaba dando a mi primo lo que él buscaba, así, que él tendría que darme algo a cambio, aunque no supiera que me lo estaba dando. Quería ver como se masturbaba mientras me observaba frente al ordenador. No iba a ser difícil, su despacho y mi habitación estaban contiguos y unidos por una enorme terraza a la que únicamente se accedía a través de mi habitación, el despacho solo tenía una ventana que daba a dicha terraza. En el despacho no había cortinas, por lo que iba a ser todavía más fácil. Bajé la persiana pero no del todo, dejando que se vieran los agujeritos, aquello hacía que si no había luz en la terraza y sí la había en el despacho, se podría observar lo que ocurría dentro sin ver lo que pasaba fuera. Ya estaba todo perfectamente colocado, pero quedaba otro problema sin resolver. Seguramente mi primo iría directo al ordenador cuando llegara del trabajo, así que tenía que pensar algo para tenerlo entretenido hasta que llegara la noche. Reservé mesa en un restaurante para las tres de la tarde, pero por mucho que se nos alargaran los postres volveríamos a casa de día, y eso no me interesaba, ya se me ocurriría algo. A las dos y media llegó mi primo, casi sin dejarle reaccionar le dije lo del restaurante, el aceptó y me pidió que le diera cinco minutos, para cambiarse de ropa y acicalarse un ...
... poco. Temí que aprovechara ese tiempo para ir al ordenador, así que me fui al despacho, con la excusa de buscar un libro, supongo que le fastidió un poco, pero al final no pudo ver el video que había grabado esa misma mañana y salimos hacia el restaurante. La comida se alargó, el restaurante estaba a tope y la conversación era agradable, eran más de las cinco cuando salimos. Mi primo quería ir a casa, pero casi a la desesperada, le dije que tenía ganas de ir al cine, que como no tenía coche, me gustaría invitarle, aceptó casi a regañadientes, pero aceptó a fin de cuentas, compré las entradas para la película que más tarde empezaba, a las siete y cuarto. La película fue bastante penosa, pero había cumplido su cometido y ya nos habían dado las nueve de la noche. Tomamos un par de cervezas, un par de tapas y llegamos a casa a las diez y media. Le dije que estaba cansada, que tenía sueño y que me iba a la cama, él me dio las buenas noches y se metió al despacho. Cerré la puerta de mi habitación y salí a la terraza. Era perfecto, mi primo y el ordenador estaban paralelos a la pared de la ventana, con lo cual, podría ver con todo detalle como se masturbaba y qué ocurría en la pantalla del portátil casi al mismo tiempo. Cuando el logotipo de windows iluminó la cara de mi primo, pude ver como le brillaban los ojos, también descubrí como tenía una mano ya por debajo de la bermuda, agarrándose el paquete supuse. Pinchó sobre el video de esa mañana y… sorpresa, lo primero que aparecía era ...