La experiencia de Cindy
Fecha: 25/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
La experiencia de Cindy Esto que voy a contar comenzó hace cuatro años. Entonces descubrí un mundo nuevo, pero también he asumido y aceptado desde el principio que un día pudiera terminar; fue una etapa de mi vida que ha culminado y durante la cual he descubierto mi sexualidad, mi despertar como mujer y también he descubierto la sexualidad masculina, de la que desconocía casi todo, las exploramos juntos y debo decir que durante ese tiempo fui inmensamente feliz. Yo vivo con mis padres, soy hija única, aunque mi primo Carlos es como un hermano; vive con nosotros desde que yo tenía dos años y él nueve; sus padres murieron en accidente y mi madre, hermana de la suya, y mi padre lo acogieron como a un hijo. Carlos se fue a Madrid hace año y medio, un hermano de su padre con el que tenía a medias una empresa abrió una delegación en Madrid y Carlos la dirige. Desde hace dos meses vive con su novia. Todo empezó cuando yo acababa de cumplir dieciocho años; mi cuerpo estaba totalmente formado, 1,75 de estatura y, sinceramente, creo que tengo un cuerpo y una cara agraciados. Mi única obsesión eran los pechos, se me antojaban algo pequeños, sobre todo al compararlos con los de algunas de mis amigas. Debo decir que Carlos tiene un tipazo y es muy guapo, a mis amigas se les cae la baba y suspiran por él; yo también lo encuentro apuesto y en alguna ocasión he tenido fantasías o sueños donde él estaba presente, aunque nunca consideré que entre los dos podiera haber algo más que el cariño ...
... de hermanos. Era sábado y estábamos en casa Carlos y yo solos, pues mis padres se fueron a Salamanca (nosotros vivimos en Valladolid) el viernes por la tarde a visitar a la hermana menor de mi padre que había tenido un hijo unos días antes y pasarían allí todo el fin de semana. Acostumbrada a madrugar, ese día me levanté también temprano; convencida de que Carlos dormía como un tronco, me fui al cuarto de baño, con la intención de darme una ducha y después abordar un trabajo de clase que tenía pendiente. Me quité las bragas y antes de quitar el diminuto camisón me bajé los tirantes y me entretuve contemplando los pechos en el espejo; era algo que hacía con frecuencia, me los miraba con la esperanza de que hubiesen crecido un poco desde la última vez; ese día además había cogido una revista “Interviú” de las que mi primo solía comprar y trataba de hacer comparaciones entre el tamaño y la forma de mis pechos con los que exhibían las chicas de la revista. Estaba en esas contemplaciones y en un momento dado me volví, porque me pareció escuchar un leve ruido: nada más volver la cabeza me quedé de piedra, la puerta estaba entreabierta y pude ver que unos ojos ansiosos me espiaban a través de la pequeña abertura; se me escapó un grito y como en un acto reflejo me cubrí los pechos con ambas manos; la acción fue tan rápida que no asocié a Carlos con aquellos ojos desmesuradamente abiertos y no sé muy bien qué se me pasó por la cabeza. –¡Eh! Soy yo, tranquila, dijo él. Acto seguido ...