Curiosidad satisfecha
Fecha: 26/11/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Ciughe, Fuente: CuentoRelatos
... mañosamente, por nuestros anfitriones, para dar inicio a la fase sexual propiamente dicha de la velada. La miré a Romina que puso cara de nada, o mejor dicho, cara de “andate que tengo con que entretenerme” y no me lo hice repetir. Entre en el cuarto. Analía estaba parada, en corpiño y bombacha, mirándose al espejo. - ¿Qué te ocurrió que te fuiste? Siguió con la vista fija en el espejo y se sinceró: -Pasa que me enganché con vos y no me bancaba más seguir jugueteando con las cartitas, - por si tenía alguna duda, se acercó a mí y suavemente me besó en los labios, un beso sin lengua, pasó a besarme con pequeños besitos por el cuello las orejas, mordisqueando el lóbulo, haciendo que se me pusiera la piel de gallina, y la verga de gallo. - Cerrá la puerta, dale…- Fui, pero antes de cerrar pudo más la curiosidad y eché un mirada a los dos que habían quedado en el comedor. No habían perdido el tiempo, se estaban besando y las manos de Luis, acariciaban una nalga y el entrepiernas de mi esposa, que tenía la pollerita levantada hasta la cintura. Sentí “tirón” extraño en mis entrañas, un impulso de gritar “¡¡paraaá que es mi chica!! pero era evidente que Romina estaba a sus anchas. Tanto que con su mano izquierda le tenía agarrado el bulto a su nuevo amigo. Analía, viendo que no me decidía, se acercó, miró hacia afuera y cerró ella la puerta. - Lo que supuse, a esta altura, esos dos, no debían seguir entreteniéndose con las cartas - Comprendí que debía dedicarme a lo que había ...
... hecho que fuera a verla al dormitorio, comisionado por el marido, pero impulsado por el deseo. - ¿tu marido te permite estas licencias?- - ¿acaso, Romina, necesitó de la tuya?.. - Tenía razón en ambas cosas, mi esposa se había mandado por su cuenta y yo acababa de presenciar la apertura de la fiesta de sus sentidos, en los brazos de otro. Entonces inicié la mía con Analía. Lentamente comencé a acariciar sus senos por encima del corpiño, l uego lo alcé quedaron libres, ¡por fin los podía tocar! libres para mis labios que besaron y chuparon a más no poder. De pronto introdujo su lengua en el interior de mi oreja, ¡Dios!, me recorrió un escalofrío y una sensación como de una descarga eléctrica. Luego hizo algo peor, sentí como sus manos comenzaron a tocar mi sexo que se encontraba tremendamente erecto a causa de la excitación. Me bajó el pantalón y obligó a sentarme en la cama para quitármelo. Le siguió el calzoncillo y comenzó a chuparme mientras me miraba como para medir el placer que provocaba. La interrumpí, se que soy rara avis, pero mucho no me agrada ver la mujer con la verga en la boca y, por lo tanto, disfruto de las mamadas, hasta ahí nomás. La atraje, tomándola del cabello, la puse de espaldas y le quité precipitadamente el calzón, abrí sus piernas y metí labios, lengua y dedos en su concha, por breves minutos. Ella no ocultó su satisfacción. A continuación me ubiqué sobre ella y la penetré sin ninguna delicadeza y seguí con un bombeo rayano a lo desaforado; su boca no ...