En una primavera
Fecha: 15/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Mi madre, mi padre, mi hermano, que nunca me dio señales de aceptar mis caricias. Yo a mi padre le había escrito una carta, cuando estaba en lo peor de mi depresión. Le conté todos mis antecedentes y le confesé que siempre había querido tener sexo con él. Y se la hice llegar. Así que se enteró de todo y ahora utilizaba mi debilidad para sacar provecho de mi... Sólo tenía que esperar unos minutos a que los somníferos hicieran su trabajo. Unos veinte minutos o treinta minutos después, regresé a su habitación, totalmente a oscuras. Le hablé en voz baja y no contestó. Le hablé un poco más fuerte y siguió sin responder. Ya tenía varios años pensando en sedarlo para aprovechar su inconsciencia y acostarme con mi padre. Pensé hasta en comprar cloroformo, pero siempre lo desechaba...era costoso y no sabía si era dañino o si traería consecuencias mayores. Y ahí estaba, después de 14 o 15 años de espera, el momento en que por fin iba a tener sexo con mi padre, a como diera lugar. Introduje mi mano por debajo de las cobijas y ahí estaba su pierna. Un poco más arriba su trusa. Estaba durmiendo de costado, hacia mi, así que levanté un poco más las cobijas y metí mi cabeza. Respiraba con la boca, para templar su entrepierna. Con mucho cuidado, metí la mano por el frente de la trusa y saqué el pene por la abertura frontal y comencé a mamar. Eso sabía delicioso. Salado y dulce a la vez. No olía a esmegma como el de mi primo. Pero tenía algo que adormecía un poco mi lengua. Con mucha ...
... saliva, lo limpié y lo sequé con su misma trusa. Volví a meterme aquel pene enorme en mi boca y ya estaba, limpio y delicioso. Subía y bajaban mis labios y comenzó levantarse. De manera que el prepucio comenzó a abrirse y a mostrar a mi lengua la cabeza que sabía deliciosa. Con mi lengua degusté todos los pliegues de aquel pene. Lentamente lo recorría de arriba abajo, separa el prepucio me detenía en el frenillo de vez en cuando para jugar con el. Mi padre se mueve y queda boca arriba, así que era más incomodo el lamerle el sexo que ya estaba en erección. Doy la vuelta a la cama y me meto por debajo de las cobijas por el otro lado. De manera que pude acostarme. Comencé a bajar la trusa desde el resorte, hasta la altura de las rodillas. Me di a la tarea de acariciar aquel cuerpo, aquellas caderas, su vientre, sus nalgas, sus huevos cubiertos de vello. Su piel era suave y limpia. Y no tenía casi sabor. Con un poco mas de decisión, saqué la trusa por los pies, separé sus piernas y brinqué una de ellas, para quedar con todo mi cuerpo entre las piernas de mi padre. Y ahí fue donde empezó la magia. Su pene estaba completamente a mi alcancé en la oscuridad total. Sentía que me faltaba el aire, estaba muy caliente todo allí abajo. Yo comenzaba a sudar copiosamente. Pero su pene y testículos estaban a mi alcance. Los mamé, los acariciaba. Su verga no me cabía completa en la boca. Me causaba horcajadas, pero continué. Cuando metía toda aquella masa en mi boca, él movía la pelvis hacia el ...