1. Dulce y amarga amistad (13 y último)


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo que sea y no juegues conmigo. -Dio la vuelta al columpio y se arrodilló sobre el verde césped, entre mis piernas abiertas. -¿De verdad, pero de verdad, no imaginas lo que quiero decirte, lo que ya te estoy gritando arrodillado? -Gemí y cerré los ojos. -No se nada Álvaro, me confundes y temo engañarme. -Bajó la cabeza y depositó los labios en mi pierna desnuda haciéndome temblar, despacito tiraba de mis piernas deslizándome de la tabla hasta que caí encima de él. -Te quiero Jesús, te quiero, tan difícil es de que lo veas. -No sabía si llorar o reír, iba a hablar y colocó los dedos en mis labios. -Desde siempre te he querido y no lo notabas porque tenías un mundo diferente, un mundo mágico a tu alededor. Quería decírtelo, sí, pero eras el niño mimado por todos y Alfonso se me adelantó. Luego, igual puedes recordarlo, cuando le visitamos en el hospital con Demian, tenía una esperanza al marchar Alfonso lejos, y desapareció aquella misma tarde, se fue como había llegado, tu primo supo aprovechar el momento, fue más listo, yo me quedé cuidando al enfermo y se te me llevó. Veía en sus ojos la sinceridad absoluta y no podía creerlo. -Le acaricié la cara con miedo. -¡Cuánto daño te tuve que hacer! -Bueno, tu eras feliz y eso para mi era lo primordial, lo más importante después de todo. -Yo también te quiero Álvaro, he estado dormido hasta hace muy poco tiempo, te dejé pasar, lo siento, lamento tanto no haberme dado cuenta de que estaba siempre ahí, junto a mi en los peores ...
    ... momentos para que no estuviera solo. y en los mejores para acompañarme. -No llores, no sabes como me rompes, ninguno hemos tenido culpa y ahora, ahora es el presente, lo demás pasado, dime otra vez que me quieres Jesús, mil veces, dímelo siempre mi vida. -Me dio la vuelta y quedó sobre mi, bebiendo las lágrimas que yo vertía. -Te quiero Álvaro, te quiero, te amo. -Evitó que siguiera diciendo te amo con sus besos, estaba dispuesto a repetirlo hasta el infinito. -Jesús, mi vida no vuelvas a escaparte, ya han sido dos veces y no soportaré una tercera. Nos besamos hasta que nuestros labios estuvieron a punto de sangre, su amado cuerpo sobre mi, encerrado, aprisionado, encadenado entre mis piernas para evitar que se fuera, teniendo de testigos a Draco que sin entender movía a veces la cola, a las pequeñas, algodonosas y blancas nubes, al radiante sol que ya quemaba, a las ramas del viejo tejo, que cómplices de nuestras expresiones de amor nos cobijaban. La felicidad me transportaba a mundos maravillosos, donde solo sentía sus labios calientes besando toda mi cara, mi cuello; sus ardorosas y ávidas manos recorriéndome el pecho por debajo del polo y mis piernas desnudas enredadas en su cintura; el peso de su amado cuerpo sobre el mío evitando que me moviera. -Álvaro amor, tenemos que movernos, se me queda todo dormido. -Mi vida te estoy aplastando sin darme cuenta. -Me ayudó a levantarme y tuvo que sostenerme para que no cayera. -Mi amor perdona que no me de cuenta. -Sus brazos me rodeaban ...
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