Mi amigo Marcos (o La paja del urogallo)
Fecha: 30/11/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
MI AMIGO MARCOS (o LA PAJA DEL UROGALLO) (Inspirado en hechos reales) No fue ninguna inocentada, pero el sábado veintiocho de diciembre conocí a Marcos de una forma curiosa que ya contaré en otra ocasión. A día de hoy he tenido momentos muy morbosos con él aunque aún no hemos llegado a un encuentro físico "total"… Uno de esos momentos se produjo el sábado pasado. Habíamos quedado para cenar en casa de unos amigos. Después de la cena salimos por la zona de El Carmen a tomar unas copas. Hacía mucho frío (decían los telediarios que estábamos en plena ola de frío siberiano) y en un momento dado, saliendo de ADN, le vi tiritando: - Mira - me dijo, poniendo el dorso de su mano sobre mi cara -, mira qué fría. ¡Estoy helado! - Toma - le dije -, ponte mis guantes. - No, no… Da igual. - Pero si los llevo en el bolsillo, nen - contesté, sacándolos del bolsillo de mi parca -. Yo tolero bastante bien el frío, mira - y repetí su gesto. En contraste con la calidez de mi mano, su cara estaba congelada. No tuve que insistirle mucho más. Desde ese momento llevó puestos mis guantes. La noche fue pasando entre risas, bailes y copas, y nosotros íbamos haciendo la ronda por nuestros locales favoritos: ADN, Monalisa, Café Deseo… A medida que avanzaban las horas, sus amigos se iban retirando a dormir. Al final quedamos Marcos y yo solos, y decidimos entrar en Venial. Eran las cinco de la mañana y la discoteca estaba a rebosar. Empezamos a bailar un poco pero en seguida me cansé. La música era ...
... demasiado machacona para mi gusto y, además, estaba deseando enrollarme con Marcos. Ni durante la cena ni después con su gente habíamos tenido muchos gestos cariñosos entre nosotros (pensé que no procedía porque lo nuestro aún no era algo oficial, por lo que él me había presentado como un "amigo con posibilidades"), y yo estaba loco por besarle y abrazarle ahora que ya no había nadie por quien tuviéramos que mantener las formas. Fuimos al fondo de la discoteca, a una zona más tranquila donde pudiéramos charlar sentados en unas banquetas. Eran las cinco y veinte de la mañana. - Quedan más de dos horas para que cierren - le dije -. Me lo he pasado muy bien con tus amigos, son gente maja, pero ahora que se han ido ya puedo hacerte esto… - y, sin dejar de mirar sus bonitos ojos marrones, metí mis manos por detrás de su jersey y comencé a acariciar su espalda con la punta de mis dedos. Marcos volvía a temblar, pero ya no era de frío. - Tienes la piel más suave que he tocado en mucho tiempo - le susurré -. Me encanta pasar las yemas de mis dedos por tu piel, nen… Entonces le besé y ya no nos soltamos. Nos besamos, acariciamos, frotamos, rozamos y lamimos con pasión. En algunos momentos me sentaba de espaldas a él y apretaba mis nalgas contra su abultada entrepierna mientras él me abrazaba por detrás; en otros era él quien me excitaba presionando cálidamente con sus muslos mis genitales. Yo quería alargar el momento de deseo, por lo que si notaba que el frotamiento nos llevaba a él o a mí ...