1. Una gran despedida de soltera


    Fecha: 01/12/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Peli, Fuente: CuentoRelatos

    ... atraganta con el grueso aparato de su amante, que no quería dejar de saborear, ni siquiera mientras jadeaba, ebria de placer. El musculoso negro, considerando que mi ardiente hermana ya estaba lo suficientemente humedecida, libero su monstruoso aparato del interior del slip, pues este apenas podía contener la gigantesca barra de caoba ahora que ya se había endurecido. Luego se sitúo de pie detrás de mi hermana, acomodándose lo mejor posible para penetrarla de una vez. Aunque después de lo que había visto ya me suponía que Nuria no era virgen no podía dejar de pensar que el negro la iba a destrozar si insistía en introducir el gigantesco falo que tenía al aire en su intimidad. Mi hermana mayor volvió a sorprenderme cuando, nada más notar la presencia del rígido aparato en la entrada de su gruta, se abrió aún más de piernas, agitando sensualmente las caderas, demostrando así lo dispuesta que estaba para la intromisión. El afortunado negro, que parecía estar tan asombrado como lo estaba yo, fue metiendo su descomunal miembro poco a poco en su esponjosa oquedad, entrando y saliendo hasta que por fin sus pesados testículos golpearon los muslos de mi hermana. No podía creerme que a Nuria le cupiese una cosa tan enorme en su interior, pero las escasas quejas que ella profería ante sus envites, y la expresión de felicidad que tenía su rostro, no dejaban ningún lugar a dudas... haciéndome sospechar cosas terribles sobre su pasado. El impresionante negro pronto empezó a menear la ágil ...
    ... cintura de una forma cada vez más fogosa, firmemente aferrado a sus generosas caderas, obligando a mi hermana a seguir su violento ritmo. Los empujones eran ya tan fuertes y frenéticos que los pesados cántaros desnudos de Nuria se bamboleaban de una forma descontrolada, escapándose una y otra vez de entre los dedos de su primer amante. Este, incapaz ya de pellizcarle los pezones, se tenía que conformar con estrujar sus globos, amasándolos y tirando de ellos como si la estuviera ordeñando. Debió ser por eso que prefirió dejarlo, y usar las manos para sujetar la cabeza de mi hermana, obligándola así a que absorbiese el largo miembro a su modo. Yo, por mi parte, a esas alturas ya había obtenido un placentero orgasmo a manos de la ardiente lesbiana, que parecía haberse enamorado de mis sensibles pezones. Pues había estado jugando con ellos, muy entretenida, mientras me hacía llegar al clímax; y, cuando este al fin se produjo, aprovecho mi momentánea debilidad para despojarme tranquilamente de toda la ropa interior, que se quedó después como recuerdo de nuestro encuentro. Las húmedas braguitas, que ya estaban enroscadas a la altura de mis tobillos a mitad del combate, desaparecieron en un instante, pero despojarme del aparatoso sujetador le costó un poco más de esfuerzo. Eso sí, mientras me lo quitaba descubrió las amplias aureolas rosadas que rodean mis pezones; pues prácticamente me despojo del top, dejándomelos al aire para maniobrar con mayor comodidad. No sé si fue su bello ...
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