1. En manos de mi tío


    Fecha: 16/12/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Ellyon, Fuente: CuentoRelatos

    ... hinchadísimo, yo no pude reprimir un suspiro. ¡Estaba disfrutando!, era la mejor comida de coño que me estaban haciendo en mi vida. Se lo metió entero en la boca y empezó a hacer círculos con la lengua, después me lamía toda la raja hasta llegar al agujero del culo, de arriba abajo. Una y otra vez, yo trataba de reprimirme pero no podía, apretaba la almohada intentando contenerme. De pronto me metió la lengua en la vagina, era como una pequeña polla que me follaba, mete saca, mete saca y sin poder aguantar más me corrí. Eduardo no paraba y se bebía todos mis jugos. Mi cuerpo se convulsionaba una y otra vez. Cuando ya pude tranquilizarme paró. "Ahora prepárate para el mejor polvo de tu vida" -dijo. Se puso de pie y pude ver la polla en todo su esplendor. Era enorme, mediría cerca de los 25 centímetros, y bastante gruesa. "No me va a caber" -protesté. "Verás que sí" -replicó. Cogió su polla y empezó a rozarme el clítoris con ella. Mmmmn! -salía de mis labios y sin avisar me la metió hasta la mitad. Cuando mis paredes se hubieron acostumbrado me embistió de nuevo hasta metérmela hasta el fondo. Al principio comenzó con un lento mete y saca, sentía como su polla me llegaba hasta el fondo y sus huevos chocaban con mi culo. Al rato cambiamos de posición. Él se sentó en un sillón y yo me coloqué encima. Me movía cada vez más deprisa, nuestras respiraciones se aceleraban. Disminuí el ritmo moviéndome en círculos. Su polla me llenaba toda la vagina y casi sin darme cuenta me vine de ...
    ... nuevo. Que aguante tenía mi tío. Se levantó cogiéndome y se puso de pie, apoyando mi espalda en la pared. Que músculos, no me había dado cuenta de lo fuerte que era. Volvió a acelerar el ritmo y cuando casi nos veníamos los dos a la vez paró. “¿Te han dado alguna vez por el culo Marieta?” –preguntó. “No tío” -respondí yo. “Pues hoy te voy a desvirgar ese culito meneón que tiene”. -rio. Me tumbó de nuevo en la cama pero esta vez boca abajo, poniéndome de rodillas y con el culo levantado. Me apretaba las nalgas mientras me lamía mi agujero. Me acariciaba el clítoris con la otra mano y yo iba excitándome de nuevo. Metió un dedo en el culo mientras iba haciendo círculos dentro de él y yo empecé a moverme. Quería que me follase el culo, quería sentir ese enorme pene dentro de mí hasta que me partiera en dos. Acercaba el culo a su cara, y el aprovechaba para mordérmelo, lo que me excitaba aún más. Metió otro dedo. Yo no podía esperar. "Métemela" -le grité, "fóllame, no me hagas esperar más" y sin pensarlo sacó los dedos y me la metió sin compasión hasta el fondo. Las lágrimas caían por mi cara. Eduardo no se movió durante un rato, hasta que mi culo se adaptó a su polla. Cuando sentí que ya no me dolía empecé a moverme yo, dándole a entender que ya estaba lista. Sentía su polla en lo más hondo, como si fuésemos solo uno. Me agarró por los pechos, los amasaba, los estrujaba, el ritmo se fue acelerando. Nuestros gritos debían escucharse en toda la casa pero no nos importaba. ¡Si, si! ...