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(5) Reflexiones sin bragas
Fecha: 17/12/2018, Categorías: Otras Categorías, Hetero Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos
La A7 se consideraba la autovía de la Costa del Sol que conectaba Málaga con Marbella. Una carretera bien asfaltada y bien iluminada por farolas. Precisamente por esta autovía relucía el Ferrari color carmín como una bombilla en medio de la oscuridad. El chasis reluciente y pomposo se remataba con Ana Etxeberría al volante y su mejor amiga Ainhoa Montes de Oca, ambas maquilladas con el make-up más lujoso y caro del mercado y con un vestuario sexi y a la vez sofisticado. El bolso Loewe de Ainhoa costaba la friolera de 900 euros y el reloj Cartier de Ana superaba los 2000 euros. Con la quinta metida y el gas a fondo, Ana conducía el Ferrari de tal forma que atraía la atención de conductores cercanos. Hubo un par de chicos que las piropearon. La respuesta de Ainhoa fue una peineta con el dedo. En menos de media hora llegaron a la ciudad de Marbella, como un oasis en mitad del paraíso de julio. No pasaban desapercibidas para nadie. Por donde pasaban dejaban a todos boquiabiertos. Se fueron adentrando en Marbella hasta alcanzar el Puerto Banús. Con un pase privado, pudieron acceder en coche al puerto. Una retahíla de guiris, suecos y veraniegos cubrían todo el puerto con sus bermudas y sus chanclas playeras. Ya eran las diez de la noche y las luces tildaban en una interminable fila de tiendas, bares, restaurantes y pubs. A medida que Ana avanzaba con el Ferrari, todos se quedaban fascinados al paso. El Ferrari se abrió paso hasta un aparcamiento privado solo para ellas. Nada ...
... más bajarse del cochazo, surgieron los primeros flechazos de la noche. Tanta belleza selecta no dejaba indiferente a nadie. Juntas y despampanantes, dieron un paseo con sus tacones de aguja y sus medias de rejilla. Verlas era un espectáculo que enamoraba a cualquiera. La andada llegó a su final en el restaurante Picasso, a rebosar de clientela y una cola de 15 familias. Pero Ana y Ainhoa entraron directamente hasta una mesa reservada exclusivamente para ellas. Sus culos ceñidos en las minifaldas y sus taconeos de modelo, hipnotizaban a solteros, casados y chicas. El jefe de cocina salió a saludarlas nada más saber que llegaron. Luego se les asignaron un camarero exclusivamente para ellas solas. Eran las dos chicas más elegantes y atrayentes del restaurante, y había que tratarlas como se merecían. Pidieron de beber un vino de reserva y una ensalada césar de entrada. El pedido llegó en tiempo récord. A esta mesa se le dio prioridad. Luego fueron llegando los primeros platos. Berenjenas rellenas. Suflé de zanahoria. Tortellinis de queso con bechamel. Y de postre mousse de fresa y tarta al whisky. Ambas quedaron muy satisfechas del trato y de la calidad de la comida, pero surgió la sorpresa a la hora de pagar la cena. -La cuenta corre a cargo de aquellos dos hombres de allí –señaló el camarero a dos elegantes hombres, tres mesas más allá. -Vaya, qué galanes –sonrió Ainhoa. -Tendremos que ser agradecidas y acercarnos –se levantó Ana del asiento mientras se colgaba el bolsito del ...