1. Luisa y Joaquín la vuelven a la liar en la residencia


    Fecha: 17/12/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... constante, donde sus gemidos se iban elevando. -Joaquín, no gimas tan alto, le dije. Podrían oírnos. -Sí, es verdad Luisa, pero es que me follas como nadie. -¿Ni siquiera tu mujer? -Que va, ella era muy recatada para el sexo. Siempre lo hacíamos en la postura del misionero. -Entonces, ¿nunca te cabalgó? -Que va, nunca... nunca... aagggh... aaggh. Se le cortaba la voz. Estaba a punto de correrse. Me paré un momento y apreté su polla con mi vagina. El suspiró y estalló su corrida dentro de mí. -¡Aaaaggghhhhh! Yo le tapé la boca, pero alguien debió oírnos, porque en ese momento, la silla de ruedas se movió un poco. Una voz sonó al otro lado de la puerta. -Joaquín, ¿estás bien? Era el vigilante que en ese momento debía estar haciendo la ronda y debió de oír el gemido. -Si. Dijo intentando recuperar la respiración. Yo seguía encima de él, con su semen inundando mi coño. -Es que me pareció oír algo y... -Nada, tranquilo. Solo era un poco de tos. -De acuerdo. Me quedo más tranquilo. Que descanses. Cuando oímos que se marchaba escaleras abajo, me salí lentamente de Joaquín y un poco de semen escurrió por mi coño. Me limpié bien y le limpié a él. Se puso la ropa y yo me vestí también y le metí en la cama. Le di un beso de buenas noches y salí sin hacer ruido de la habitación. Al poco rato estaba fuera de la residencia sin que nadie me viera. Antes de irme, volvió a recordarme que tendría que darle una satisfacción a sus amigos. No sabía lo que me esperaba al día siguiente. Cuando ...
    ... llegué a casa, mi novio tenía ganas de sexo, así que tuve que darle sexo. Yo no tenía ninguna gana, pero tuve que fingir que estaba deseándolo y hasta dejé que me lo hiciera a cuatro patas. Mientras me follaba, me puse a mirar un desconchón que tenía la pared del dormitorio y así me olvidé de todo. Cuando se corrió, lo hacíamos sin condón, ya que yo tomaba la píldora, gemí como una loca para que él se quedara contento y enseguida me acosté y me dormí. Al día siguiente, él ya se había ido a trabajar y me dejó una nota en la mesa de la cocina: Anoche lo pasé de vicio. ¡Gracias cariño! Sonreí al verla. Me puse a desayunar y me fui al trabajo. Cuando llegué tenía a Joaquín persiguiéndome por los pasillos con la silla de ruedas. Parecía que después de lo de anoche, tenía fuerza para empujar la silla él solo. Me decía que tenía que hacer lo que me dijo y bla, bla, bla. Que pesado hombre. Yo intenté escaquearme, pero no me fue posible. Me hicieron una encerrona. Uno de los vejetes, pero no era ninguno a los que se la había chupado, me dijo que si podía ir a su habitación porque se le había caído la bandeja de la comida. Él comía en su habitación. Entré y me encontré de golpe con Joaquín y los cuatro allí en fila como aquella vez. No sé ni cómo cabían todos en la habitación. -Anda Luisa, danos un poco de amor. Dijo el primero de ellos. Yo me quedé mirándole pensativa. El vejete de antes sacó una caja de preservativos que tenía en un bolsillo y se la dio a Joaquín. El salió de la ...