Desculando al pequeño mendigo de 10 años
Fecha: 19/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: obramaestra, Fuente: SexoSinTabues
... Luego lo besé en el pene, y “deguste” con mi boca toda su ingle. Tenía aroma a jabón, y un sabor que sólo Dios puede describir. Mis manos recorrían todo su cuerpo. Era hermoso meter mis manos por debajo de su playera y recorrer su pecho, su estómago, y sus deliciosas nalgas. En mi boca entraba todo junto, su pene y sus bolitas. Era magistral jugar con mi lengua con su pequeña “hombría” en mi boca. Nico se excitaba, lo sabía porque cada tanto escuchaba un “mmm” y me apretaba las orejas con sus suaves piernas. Era muy rico, podría haberme quedado a vivir chupando su pene, con mi cabeza apretada entre sus muslos de no ser que mi pene quería penetrarlo. Había llegado el momento, bajé a lenguetazos desde sus bolitas, hasta la entrada de su ano. Un asterisco rosado, custodiado por dos nalgotas destacadas. Me tomé mi tiempo para saborear todo, trataba de meterle en el ano mi lengua, pero no lo lograba. Nico no decía nada, parecía disfrutar. Había lubricado ese trasero lo suficiente como para que esté listo a recibir mi pene. Con besos y lenguetazos babosos, subí nuevamente por el camino entre su culito y su pene. Seguí besándolo, continué mi camino por su pubis lampiño, era muy suave. Su piel tersa y lisa, era magia en mi boca. Seguí con su barriguita, pasando por su ombligo. Me gustaba mirarlo a la cara de vez en cuando, se lo veía morado, y respiraba rápido. Sus manitas me agarraban del pelo, seguí subiendo con mi boca babosa, sus pechos, esos pechos lampiños. No podía dejar de ...
... saborearlos. Le quité rápidamente la playera, con cuidado de no lastimar a ese tesoro precioso que me estaba regalando su cuerpo. Mientras le besaba el cuello, frotaba mi pene con sus huevitos suaves. Era el éxtasis puro, sentir en la cabeza de mi pene, el tacto con sus huevos y su pito. Era una delicia!. Traté de darle un beso en la boca, pero cerró sus labios. Lo miré con una sonrisa, y le pedí que se anime, que no había nada malo que pueda pasar. E intenté una segunda vez, dejó que lo besara. Describirles el gusto de sus labios, el sabor de su saliva, y el olor de su boca es imposible. Sentir con mi lengua, su lengua y sus dientes. Llegar con mi lengua hasta el fondo de su boca, no tiene descripción. Estaba en el cielo, sumado al tacto de mis manos que lo recorrían todo, sin ningún lugar por descubrir. Dejé de besarlo, me acerqué a su oído y le pedí que se relajara. Me miró con cara de miedo, y me preguntó “me la vas a meter?”. Le dije “sí, pero te voy a cuidar mucho”. Posicione sus tiernas piernas en mis hombros, y apoye la cabeza de mi pene en su ano. Agarrando de su cintura, con una visión inmejorable de su cara de nene de casi 11 años, y de su pecho precioso, y su hermoso pene. Comencé con las embestidas, Nico lagrimeaba, y ponía cara de dolor. A mi pene le costaba entrar del todo, era como si hubiese una pared en el fondo que trababa el paso. Mi pene necesitaba entrar más, estaba poseído, era como si me pidiera a gritos “dale más, que las bolas golpeen sus nalgas”. Así ...