1. Volver a salir con mi mejor amiga


    Fecha: 20/12/2018, Categorías: Confesiones Hetero Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... Recorrimos un par de calles, yo caminaba dando traspiés, él me agarraba por la cintura tratando de no caer. Creo que aprovechaba para tocarme el culo descaradamente, pero no logro recordarlo con claridad. Toda mi intranquilidad era que no me había despedido de Verónica. Era como si mis pensamientos se hubiesen detenido en esa preocupación, giraban y giraban en torno a mi cabeza una y otra vez sin dejarme pensar en otra cosa. Rober tuvo que sujetarme varias veces para que no me cayera redonda al suelo. Recuerdo que entre traspiés y tropiezos me contaba cosas graciosas haciéndome reír, muchas veces sin sentido, fruto de mi estado de embriaguez. En una de las veces, cedió otra vez más un tirante del vestido, y recuerdo entre nubes el contacto de las manos de Rober ayudándome con el dichoso tirante. A esas alturas el pobre ya tenía claro que no llevaba sujetador. .-“¿Sabes cuál es el pez más grande?” me preguntó entre risas. .-“No” respondí tratando de averiguar cómo terminaría el chiste entre carcajadas absurdas. .-“El pezón” dijo, y ambos continuamos riendo sin sentido. Recuerdo vagamente que me apoyó contra la puerta de un coche aparcado en la calle. Ambos reíamos como chiquillos. Recuerdo su proximidad, por primera vez en la noche me percaté de su olor corporal, me resultó extrañamente agradable. .-“Deberías haberte puesto algún sujetador de esos invisibles con estos tirantes del vestido” dijo algo más serio mientras me recomponía como podía las finas tiras del vestido ...
    ... sobre un hombro. Vi su semblante serio y quise romper la tensión con alguna gracia, dada mi torpeza, dije lo primero que se me vino a la cabeza. .-“Sabes… mis bragas sí que son invisibles” dije totalmente borracha y sin parar de reír. Rober puso cara de asombro, sin entender muy bien lo que acababa de decir. .-“A qué no te lo imaginabas” dije en evidente estado de embriaguez y sin dejar de reír agarrándome a sus hombros para no caer. .-“Lo sé” respondió Rober. .-“¿Lo sabes?” insistí en preguntarle fingiendo mi asombro. Y dado el silencio incrédulo de Rober, comencé a contarle balbuceando mi anécdota en el servicio de señoras. Ambos reíamos mientras narraba mi historia. Estábamos en aquel coche frente a frente rozándonos ligeramente, y aún no había terminado de contarle lo sucedido, cuando pude notar la mano de Rober posarse con total descaro sobre mi culo. Me miró a los ojos esperando mi reacción. Yo permanecía apoyada contra la puerta del vehículo en medio de la calle tratando de terminar mi historia. Rober se arrimó aún más de frente a mí, con una mano apoyada en el techo del coche evitando que me cayese de lado, y con la otra abriéndose paso entre la fría chapa de la puerta del vehículo y mi tela del vestido, acariciando ahora sí, sin ningún pudor, descaradamente mi culo. Me aprisionó con fuerza un cachete de mi trasero con su mano, mientras me aguantaba todo el rato la mirada esperando mi reacción. Esa vez paré en seco de narrar mi anécdota del baño, ya no podía obviar su ...
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