Mi hermosa tía
Fecha: 20/12/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... se la clavaron, miren que no disfrutar de esa ricura de la que acababa de saciarme, pensé y se lo argumenté. Me besó y me dio las gracias, pero como nunca nadie antes me las había dado. Y lo confieso, se me hizo como una primeriza, como si de una criatura virgen se tratara, de lo que para nada estaba equivocado. Como lo dije antes, sentía mis huevos a reventar, necesitaba liberar un poco de la mucha tensión que tenía guardada, así que la separé un poco de mi y le pregunté cariñosamente si quería complacerme, obviamente refiriéndome a una mamada, respondiendo que sí, y enseguida se escupió en sus manos y las frotó, como ello era algo curioso, le pregunté para qué hacía eso, contestando que para lubricarlas un poco y hacerme la manuela (pajearme), que así era como se las hacía a su marido, y contendiendo la risa le dije que por qué mejor no me la mamaba, pero como que se asustó. Que mal, no era tan zorrita como pensaba, así que ideé un plan para que se animara, y si de plano no funcionaba pues ni hablar. Usé el chantaje, le dije que no había problema, le di un beso sencillo y me recosté, con el miembro apuntando hacia el techo con toda su potencia, sin hablar más. Y lo que sucedió era de esperarse, pues habló diciendo que no me molestara, que por mi era capaz de hacer de todo (algo que aprovecharía posteriormente), y se dispuso a hacerlo. No esperó a más, se arrodilló junto a mi, la observó por unos segundos mientras con un dedo la tocaba, como comprobando que era real, y ...
... acto seguido me confesó que le gustaba mucho mi pene, que era hermoso y acariciable, y que creía que a pesar de nunca haber mamado verga lo disfrutaría, y así, olvidándose por completo de cualquier otra cosa, sus delicadas manos apresaron por vez primera aquella macana que completamente parada apuntaba hacia su rostro. Al apretar y sentir las palpitaciones en sus palmas, pude apreciar como sentía que su excitación se desbordaba como las olas del mar rompiendo contra las rocas, suspiraba deseosa pero resignada. Al principio fue muy torpe, jalaba y dejaba de hacerlo, subía y bajaba sus manos ya resecas por toda mi reata, lo que produjo que saliera un poco de líquido seminal y se le embarrara en la mano, aparte claro de ocasionarme algo de dolor, pero no terminaba de animarse a probarla; para inyectarle un poco de confianza le hice ver que no era nada malo tomando su mano mojada de mis jugos y llevándomela a la boca para lamerla, probando los mismos; luego, la tomé del cuello y la atraje hacia mis labios y la besé, metí mi lengua hasta el fondo y pudo así comprobar que no sabía mal, así que regresó a la postura original, volvió a apresarla y me miró más convencida de que debía hacerlo, le dije que me enseñara lo que había visto en la película, y al escuchar eso me guiñó el ojo y la empezó a restregar en sus mejillas, acariciándose el rostro con la cabezota, la cual pasó por sus labios cerrados, de un lado a otro, hasta que sacó la punta de su lengua y siguió repitiendo el mismo ...