Mi hermosa tía
Fecha: 20/12/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... enorme, pero no se atrevió a tocarlo, no aún, y ante su falta de atrevimiento a gozarlo, la levanté de nuevo, pero increíblemente no apartó la mirada de mi miembro erecto, y tuve que besarla de nuevo para llamar su atención, lo que conseguí con dificultad. Baje por el cuello, aspirando su perfume, acariciando su piel casi imperceptiblemente con mis labios, llegué al pecho y mi boca se detuvo en una de las macizas y bien formadas chiches, la succioné una y otra vez, como si quisiera extraer la miel más rica e íntima de ese monte divino que se cimbraba ante mi. Luego, por el otro pezón y repetí la operación, mientras tanto mis manos recorrían los flancos de su hermoso cuerpo, acariciando la cintura y la cadera, para después envolverla y acariciarle directamente las nalgas, las cuales apretaba y masajeaba, juntaba y separaba, disfrutando con su tamaño y dureza, gozando con aquel trasero que habría de ser mío. Mis dedos recorrieron la profunda rajada de aquellas ricas nalgas, y de vez en vez se introducían hasta llegar al fruncido circulo negro que formaba el ano, el cual se contraía ante la presencia de mis dedos que pretendían invadirlo, pero que le despertaban sensaciones maravillosas y desconocidas para ella, que anhelaba sentir más placer. Ahora nos recostamos en la improvisada cama, ella boca arriba, yo estaba de rodillas a un lado de ella. Continúe besando ese bello cuerpo en forma descendente, bese el vientre y cuando llegue al mechón que formaba sus hermosos vellos ...
... rizados, le abrí un poco más las deliciosas piernas, y ahora sí clave mi boca con determinación buscando el sabor exquisito de su miel. Mi tía se estremeció, y cómo no, si mi lengua recorría de la vagina a la unión de los labios mayores, masajeándo por demás el clítoris, de pronto cerró los ojos y comenzó a gozar intensamente con aquella chupada, su cuerpo vibró de éxtasis y se cimbró al momento en alcanzó el primer orgasmo que recorría cada partícula de su piel. La sentí gozar plenamente y moví mi lengua con mayor rapidez y fuerza para que ella descargara toda la emoción que su cuerpo contenía. Mis manos seguían acariciando las preciosas nalgas y las insuperables piernas, sintiendo que mi pasión crecía más, con toda intensidad. Me levante y me dirigí a su boca; siempre supuse que una verdadera hembra es aquella que disfruta de un momento sexual sin repudio ni contemplaciones, así que la puse a prueba besándola en la boca y embarrándole sus jugos, y la pasó, pues se abrazó a mi, sus manos me acariciaban en la espalda con adoración, mi boca le había hecho conocer un mundo de dicha y lujuria que sólo sintiéndolo se podía creer que existiera. Una expresión salió de su boca, dijo que nunca antes había disfrutado tanto como en ese momento, pero pensé que se refería a que nadie se lo había hecho tan bien como yo, y lo pregunté, pero me sorprendí al enterarme de que a lo que se refería era a que nadie le había hecho un cunilingus, ni su marido. Qué imbéciles los tipos que en su momento ...