1. Mi ahijada Andrea. 1


    Fecha: 23/12/2018, Categorías: Hetero Autor: vicioso69, Fuente: SexoSinTabues

    ... que la compensarían por haberle estropeado las vacaciones. Así que de un día para otro, nos encontramos con que mi pareja tenía que trabajar por las mañanas, lo que nos dejaba a Andrea y a mí toda la mañana solos en casa sin nada que hacer. El tercer día de confinamiento forzoso en casa, Andrea, que acababa de levantarse de la cama y ducharse, me llamó desde el salón y me preguntó si no me importaba aplicarle leche corporal por la espalda. Yo estaba acostumbrado a hacerlo con el protector solar en la playa, tanto a ella como a mi pareja y no me sorprendió que me lo pidiera. Total, era lo mismo que en la playa, tan sólo cambiaba el protector por el body milk. Fui al salón y encontré a Andrea tumbada boca abajo en una toalla que había extendido en el sofá, totalmente desnuda a excepción de unas braguitas de color blanco. Por lo general, la indumentaria de Andrea en la casa eran las braguitas y una camiseta amplia que le llegaba debajo del culo, nunca llevaba sujetador. Me arrodillé delante del sofá frente a Andrea que estaba echada boca abajo, con su mejilla izquierda apoyada en el sofá y su brazo derecho colgando hasta el suelo. Tomé el bote de body milk, y dejé caer una generosa cantidad en su espalda y en sus piernas y seguidamente me apliqué en extenderla suavemente por toda su piel, respetando la parte que las braguitas tapaban. De vez en cuando, miraba la cara de Andrea, que con los ojos cerrados y una expresión de completo relax, parecía disfrutar el masaje que mis ...
    ... manos le estaban dispensando. Cuando la crema se absorbió y mis manos ya no se deslizaban con suavidad sobre su piel, eché crema de nuevo en ellas y seguí masajeando su espalda y piernas, aunque poco a poco fui modificando dicho masaje hasta que sólo las yemas de mis dedos tocaban la piel de Andrea, convirtiendo un masaje inocente en una caricia sensual, y aprecié por su expresión y por el hecho de que seguía echada y con los ojos cerrados, que las caricias, no sólo no le molestaban sino que le gustaban. A estas alturas, yo ya no veía a Andrea como la inocente hija de mi pareja, sino como una preciosa adolescente que casi desnuda recibía con agrado mis caricias y que me había causado una tremenda erección. Seguí un buen rato acariciándola, recorriendo su cuerpo con mis dedos, desde las plantas de los pies hasta la nuca. Apenas tocando su piel. Sintiendo como se le ponía piel de gallina a medida que las yemas de mis dedos se deslizaban sobre su cuerpo. Yo no podía más. Necesitaba desahogarme. Así que cesé en mis caricias y le dije a Andrea que ya estaba. Ella abrió los ojos, me dio las gracias a la par que me dirigió una tenue sonrisa, mientras se incorporaba en el sofá con sus preciosos pechos al aire y recogiendo la toalla se dirigió a su habitación mientras yo trataba de disimular la tremenda erección que tenía bajo el bañador. Me quedé mirando su cuerpo mientras se alejaba, apreciando el bonito culo que balanceaba al andar cubierto por sus braguitas blancas. Yo me fui al baño ...
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