1. Mi ahijada Andrea. 1


    Fecha: 23/12/2018, Categorías: Hetero Autor: vicioso69, Fuente: SexoSinTabues

    ... con la idea de masturbarme, pero antes de llegar sonó el teléfono y después de estar hablando más de diez minutos la calentura se me pasó, así que la masturbación la cancelé. Me quedé pensando en lo que había pasado hacía apenas quince minutos y aunque, tanto en la playa como en la casa Andrea iba casi siempre con sus tetitas al aire, nunca había experimentado esa sensación al verla casi desnuda. Y eso que muchas veces, cuando en la playa nos cambiábamos los bañadores mojados para irnos a casa, Andrea no tenía pudor en quitarse la parte de abajo que, aunque se giraba para no quedarse frente a mí mientras se cambiaba, no podía evitar que yo viera fugazmente su pubis cubierto de vello y sobre todo su perfecto culito. Al día siguiente se repitió la misma escena. Andrea me llamó y yo acudí a untarle la crema corporal. Yo llevaba puesto un bañador y nada más arrodillarme en el suelo al lado de Andrea y mirarla casi desnuda y a mi merced, tuve una erección como ya me pasó el día anterior. Esta vez sus braguitas eran de color gris claro con ribetes rosas. Como el día anterior, puse crema en su espalda y piernas y me dediqué a extenderla por todo su cuerpo, pero esta vez me recreaba acariciando su bronceada piel haciendo que mi masaje fuera más lento de lo normal. Cuando llevaba un ratito frotando su espalda le pregunté: - ¿Te pongo también en el culete? - Bueno, me respondió Andrea con un hilillo de voz. Con los dedos de ambas manos agarré el borde de sus braguitas por las caderas ...
    ... y las deslicé hacia abajo hasta el inicio de los muslos, dejando sus nalgas al descubierto. ¡Y qué nalgas! No estaban bronceadas como el resto de su cuerpo pero era un culito precioso. Sus glúteos eran redondeados y firmes, propios de una chica de su edad y se adivinaban suaves y delicados al tacto. Puse sendos chorritos de crema en ellos y me dispuse a aplicarla. Con una deliberada lentitud me dediqué a extenderle la crema por el culo, llegando incluso a pasar mi dedo por su hendidura, sin llegar a presionarla, para recoger la crema que ahí se acumulaba. Como ya hice la vez anterior, después de untarle la crema me ocupé en acariciarla con las yemas de mis dedos por todo su cuerpo, y en especial por el culo, comprobando que a Andrea le gustaba, pues ella seguía echada en el sofá, con los ojos cerrados y sin oponerse a mis caricias. Después de un buen rato así, cuando mi excitación había alcanzado límites extremos, le subí las braguitas y dándole una palmadita en el culo le dije que ya estaba. Ella se incorporó perezosamente y se fijó en la notoria erección que se adivinaba bajo mi bañador y que yo no traté de ocultar como hice el día anterior y después de desviar la mirada con cierto azoramiento por su parte, se fue a su habitación y yo me puse una camiseta y salí a la calle a dar un paseo, pues tenía que despejarme y aclarar mis pensamientos, ya que los acontecimientos de los dos últimos días me tenían desconcertado. Por la noche fingí un dolor de estómago para no tener sexo ...
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