Depravadita
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... huevitos y lo condenaba a suspirar. Sólo tuve coraje para darle tres chupaditas a su verga para nada despreciable, porque nuestros padres podrían levantarse y encontrarnos en el sillón. Lo levanté de un brazo, le comí la boca y me lo llevé a la pieza. Nicolás no era capaz de resistirse, y menos cuando cerré la puerta con llave para que todo sea nuestro. Le pedí que me saque la calza, le concedí el honor de sacarme la bombacha, la que quise que se pase por el pito. Yo ya lo había desnudado entre besitos por todo el cuerpo. Por lo que ahora su poronga estaba más que dura y rebelde. Al verlo paradito a pasos de mi cama, no le di tiempo a que piense nada. Me arrodillé a sus pies, le di besitos en la panza y en las piernas, le mordí las tetillas y, en un solo segundo de inspiración me metí su pija en la boca para succionarla, besarla, lamer su escroto, darle mordisquitos en la puntita, olerla y gemir cuando la tenía enterita, cuando subía y bajaba enardecida de su pene. ¡qué te gustaría hacerme Niquito? Yo quiero todo con vos! Quiero probar tu leche, que me acabes adentro, quiero sentirte… siempre quise cogerte nene!, le sinceré en medio de la mamada que se ganó por chanchito, y por comerme las tetas como lo necesitaba. ¡no sé Marti, quiero chuparte la conchita, eso nunca lo hice!, dijo nervioso, y entonces, su lechita fue un disparo criminal en mi cara, mi boca y mi pelo. Acabó muchísimo, y yo sentí que me mojaba más aún. Me pidió disculpas por no avisarme, y sin dejarlo ...
... procesar, lo arrodillé en el medio de mis piernas abiertas. ¡te toca lecherito, chúpame la concha ahora!, le ordené, y en breve tenía que sostenerme del ropero, porque al estar parada con su lengua intentando profundizar en mis labios vaginales, me era difícil conservar la estabilidad. Cuando tocó mi clítoris le pregunté: ¡no te gustaría hacerme un bebito? Quiero que me llenes la conchita de leche, y me dejes embarazada Niquito! Mi hermano estaba entusiasmado con sus dedos inspeccionando mi vagina, pero yo me moría de ganas por sentirla dura, penetrante y así de gruesa adentro mío. Corrimos a la cama, lo empujé y me le subí encima. No hubo mucho por enseñarle. Su pija entro solita, fácil y sin drama. Lo hice gemir de placer cuando saltaba, gemía, le daba tetazos en la cara, le pedía que me las escupa con fuerza, y me le hacía la chancha como las boludas de las pornos que escucha. Siempre decía que un amigo le contaba lo que pasaba en esas pelis. ¡imaginabas que tu hermanita era así de tetona? Que tenía esta concha, o que cogía así? Te gustó como te chupé la pija nene?!, le cuestionaba irracional y morbosa. ¡síiii Martiii, y te voy a dejar preñada nenaaa, te voy a llenar de leche putona, vas a ver!, dijo un toque antes de explotar como un montón de pasiones en una hoguera. Derramó un lechazo tan abundante como el anterior, el que me encremó la cara, y entonces, no me acuerdo cómo fue que terminó esa noche. Solo que amanecimos desnudos, él sobre mí, y con las sábanas meadas. Nico me ...