1. Perversión de una embarazada fumadora


    Fecha: 23/12/2018, Categorías: BDSM Fetichismo Autor: Lucyfer, Fuente: CuentoRelatos

    ... aumentas el riesgo de que tus hijos salgan fumadores también. -Precisamente es lo que me gustaría. Quiero que mis hijos sean empedernidos fumadores como la zorra de su madre. El alcohol… ¿Sería capaz de decir esas cosas si no fuera bebida? ¿Realmente lo estaba demasiado? ¿En verdad era el motivo por el cual las decía?... Ya me daba igual. Encontraba todo aquello terriblemente excitante. Creo que no había estado tan excitado en mi vida, y entraba ya en la perversión explayándome en ella. -Dijiste que habían más motivos. Dime otro. Entornó un tanto los ojos para mirarme con un brillo provocador. -¿Te digo el principal? El que más me motiva para seguir fumando estando embarazada y aun aumentar el número de cigarrillos diarios… -Estoy deseando saberlo. -¡Para joder al bastardo! De nuevo consiguió sorprenderme, aunque ya no escandalizarme, ni mucho menos indignarme. -Me excita saber que al fumar estoy enviando nicotina a su organismo. Ser una mala madre, una auténtica hija de puta… ¡me pone súper cachonda! -Uff… ¿El alcohol? -¿Tan zorra eres? Sonrió. Luego dio una nueva calada antes de recostarse sobre el torso del rubiales y exhalar sin dejar de mirarme. -Te está poniendo cachondo la conversación, ¿eh? –me preguntó él. -¡Ya ves! –respondí yo súper excitado. Rieron de nuevo. -Si lo que quiere es nicotina el cabroncete –entró de nuevo en la conversación la otra chica-, habrá que dársela. Dando una calada a su cigarrillo, se inclinó acto seguido sobre su amiga para lanzar el humo ...
    ... contra su barriga, riendo ambas muy divertidas la ocurrencia. Llegaron un momento después las risas de ellos. -¿Te gusta? Risas. -¿Cómo se dice? Tienes que aprender a dar las gracias. Se desabrochó entonces algunos botones centrales de su vestido para abrirlo y mostrar su bombo. -Vamos, echadle más humo, que lo está deseando. No se cortaron, poniéndose los cinco a reír mientras lo hacían. También rieron Miguel y su novia un par de veces que salieron al salón. Eran los únicos que conocía de los que quedábamos y muy por encima, de haber coincidido algunas veces con ellos en el bar. Desde luego, ni me habría podido imaginar hasta esa noche que llevaban tanta perversión dentro. Tampoco ellos creo que se hubieran atrevido a mostrármela de no ser, de nuevo, por los cubatas que llevaban en el cuerpo. -¿Quieres ver que de verdad te va a poner cachondo? –me provocó enigmáticamente el chaval. -Por supuesto –le respondí si contarme un pelo. -Despatárrate –casi podría decirse que le ordenó a la diosa preñada, de la forma más directa, ordinaria y soez. Ella por su parte, obedeció sin rechistar ni cortarse un pelo, desabrochando los botones que le quedaban hacia abajo en la falda del vestido para a continuación abrir completamente las piernas con una sonrisa digna de la mayor de las putas de Babilonia. Evidentemente, no llevaba bragas, apareciendo su divino potorro totalmente expuesto a nuestras miradas. -De todo esto ni una palabra a Javi, ¿eh? Se llevó él entonces el cigarrillo a los ...
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