1. Confesión de un infiel


    Fecha: 18/10/2017, Categorías: Infidelidad Hetero Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... grandes, pero bien formadas. Su madre había vuelto de la compra muy cansada y la había enviado a ella en sustitución, estaba haciendo la limpieza del baño y salía a buscar el cubo del agua para fregar. -Huy. Perdone, señor. No sabía que estaba en casa. Estoy limpiando el baño, pero recojo las cosas y se lo dejo libre. Se volvió, creo que sin demasiada prisa, mientras echaba un vistazo a mi polla que todavía estaba en semi erección y que no había cubierto por la sorpresa, y se agachó a recoger los productos de limpieza del suelo. Al doblarse, pude apreciar la marca de sus bragas y sujetador sobre la tirante tela de la bata. Lo hice con curiosidad, sin malicia, si exceptuamos que pensé “Lástima que no tenga cuatro años más”. Ella salió mientras yo, que había aprovechado que estaba de espaldas para coger una toalla del lavabo y cubrirme algo con ella, entré, me duché, vestí y me fui al trabajo sin volverla a ver, aunque di voces para decirle que podía limpiar el baño. La situación de abstinencia se prolongó otros tres meses más. Yo insistía. Ella se negaba. La amenazaba con buscar a otra fuera. Me insultaba llamándome sátiro, infiel, putero y otras lindezas. Todo para terminar encerrándome en el baño y hacerme una paja. Pero en la decisión entre la infidelidad y la abstinencia, aparecieron grietas en el muro de la abstinencia y ya no me parecía tan importante serle fiel, si al fin y al cabo, solamente buscaba fuera el desahogo que no encontraba en casa. Empezaba a mirar con ojos ...
    ... libidinosos a la mujer del portero y cada día me costaba más no hacerle una proposición, sobre todo, cuando la veía arrodillada limpiando algo, con el culo en pompa. Una cosa tenía clara, tanto si era la mujer del portero como si era otra de fuera, no podía ser ni en su casa ni en la mía, por lo que tenía que pensar en una solución para encontrarme con ella o ellas sin que nadie se enterase. Por suerte, en el banco siempre había alguna vivienda que salía a subasta por falta de pago y en aquel momento había toda una letra de los nueve pisos de una casa, expropiada a un constructor, y pude elegir un ático dúplex con instalación de aire acondicionado y cocina totalmente instalada. También me compré la vivienda del piso quinto. Arreglé los papeles inmediatamente y me concedí un préstamo para pagarlas. Luego, elegí la vivienda del piso quinto como sitio para mis citas. Tardaría una semana en poder entrar pero tendría un lugar donde quedar con quien fuese. Mientras tanto, puse el ático en alquiler, así, lo poco que tenía que pagar por el beneficioso préstamo que me había concedido, quedarían casi cubiertos con los ingresos. Me dieron las llaves y lo primero que hice fue amueblar el dormitorio y los dos baños del quinto piso, lo mínimo en la cocina y salón. Tardé más de dos semanas en dejar todo preparado. Por fin, con todo listo, me decidí a hacerle la proposición a María, la mujer del portero, y aproveché el día que mi mujer tenía que ir al médico. Me presenté en casa dispuesto a ...
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