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Una Increible Aventura
Fecha: 28/12/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... podía creer mi suerte al verlas a todas en sus preciosos cueros, con sus deliciosos melocotones ya liberados del biquini y mas abajo con una vista perfecta de sus exquisitos sexos, cuatro de ellas coronadas con bello, la chica rubia, en cambio, sin ellos y mostrando así los deliciosos labios de su sexo. Decidí entonces que esta última sería la primera en probar mi herramienta y llevándola a la arena le introduje mi lengua en su boca recorriendo con ella el interior de sus labios, llenando la mía de su saliva la bajé hasta sus senos, duros y grandes, dejándola caer libremente en ellos. Sentí entonces deseos de besarla en su sexo y ya había llegado a sus piernas y me disponía hacerlo cuando sentí que la cabeza y el frenillo de mi verga era succionada por una lengua ávida de deseo al tiempo que otra chica introduciéndose con su preciosa cara entre mis cachetes me lamía al mismo tiempo, toda la partidura y orificio. Al sentirla ahondar en él no me pude contener mas y me vine con todo en la boca y cara de la que estaba succionando mi órgano. Me puse entonces rápidamente de pie y con mi propias manos agarré mi palpitante miembro permitiéndole a cada chica y con cada derramada bañar sus preciosas caras y cuellos con mi fresca leche. Conociéndome sabía que no tardaría en reponerme, mas aun con una de ellas lamiéndome ahora las tetillas y otra al desviarla por el momento de mi órgano, me producía placer en toda el área de los muslos próxima a los sacos. Momentos después, ...
... nuevamente con la verga rígida y apuntando muy por encima de mi ombligo me decidí a penetrar primero a la rubia por haber sido ella la que me obligó a ese juego de trepar en la palmera y rasmillarme una rodilla en el descenso y además porque estaba loco de ganas de introducirme en su interior. La puse como perrita con las piernas bien abiertas, quedando a la vista su culo colosal. Al penetrarla comprobé que no siendo virgen estaba muy bien lubricada y con cada envestida llegaba mas y mas a fondo. Las otras no queriendo ser sólo espectadoras besaban y lamían por detrás y con verdadera hambre la parte de mi sable y sacos que se mantenía libre después de cada retirada. Sentía que todo el sexo de la rubia era una honda cueva de puro placer, y a ello se sumaban las ardientes y húmedas lenguas de las otras que intentaban devorar lo que quedase afuera. Seguí follándola con toda mi pasión teniendo cuidado de mantener el trasero no muy tenso y las nalgas algo sueltas para no venirme esta vez tan rápido y así poder probarlas a todas. Entonces vino la desgracia; las otras muchachas, algo impacientes, y con el deseo de también tener su turno, habían estado pasándonos la lengua a los dos y trabajando arduamente en el clítoris de su amiga y de repente ésta inundada por el placer tuvo un orgasmo salvaje con gritos tan altos que incluso el taparle la boca no fue remedio para ahogarlos. Su placer incontenido había dado con furia la voz de alarma y comprendiendo la delicada situación decidí venirme ...