1. La leche de mi vecino


    Fecha: 28/12/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... buscaba unas chanclas, dejaba la ropa sudada en una silla…. : se quitó las zapatillas y los calcetines, se quitó los pantalones cortos de deporte y se me quedó en calzoncillos delante de mi. ‘Mira, ahora se va a asomar el pajarito’, me decía de broma cuando se bajó los calzoncillos. Pero no era un pajarito sino una boa, jajaja. Era como una morcilla ancha. Los pelos del pecho que bajaban por el abdomen, seguían en sus genitales y se juntaban con los pelos de las piernas. Era la primera vez que veía a un hombre adulto desnudo con tanto detalle. Yo no sabía muy bien qué hacer. Solo miraba sonriendo. Me preguntaba mi vecino: ‘¿has visto alguna vez a un hombre desnudo? ¿has visto la polla a alguien?’. No, era mi respuesta. Bueno, sí…. , la de mis amigos del colegio, pero son blanquitas, como un dedo meñique, muy pequeñitas, en comparación con la de mi vecino. ‘¿también te gusta mirar las pollas de tus colegas de clase?’, me preguntaba. No sé… decía yo: ‘no puedo cerrar los ojos cuando se pajean en clase, jajaja’, dije a continuación. Y él también se reía cuando oía de mis comentarios lo guarros y precoces que eran mis amigos, pajeándose en público. Me siguió preguntando: ‘¿has visto entonces a tus amigos pajeándose?. ¿Tú te haces pajas también?’. Yo dije que no, agachando la cabeza… Todavía no. Siguió mi vecino: ‘pero sabrás cómo se hacen, ¿no?’. Claro, decía yo, pues yo había visto a mis compañeros cómo lo hacían. La verdad es que solo les veía en clase. En otros sitios como el ...
    ... cine o un aula grande cuando ponían algún documental (y apagaban las luces), los chicos pajeros no me dejaban ir con ellos. Si yo no me pajeaba, no formaba parte del grupo pajero. En cierto modo, es lógico. Los veía juntos y haciendo grupo aparte, y les veía mover sus brazos, señal inequívoca que se estaban pajeando. Pero…, hacerse una paja es una cosa que no parece muy difícil. En clase vi a algunos cómo lo hacían. No tiene más misterio que agarrar la polla, subir y bajar, y estar así un rato. Pareció a mi vecino que esa respuesta le satisfacía y me preguntó: ‘¿me harías una paja a mi ahora?. Así compruebas cómo es mi polla cuando se pone tiesa, que se pone el doble de grande, y seguro que es mil veces mayor que la de tus amigos del cole’. Yo no dije nada de viva voz, pero asentí con la cabeza. Entonces, como yo no acababa de saber muy bien qué hacer, me guió: me cogió mi mano y me dijo que agarrara su pene. Jejeje, eché unas sonrisitas al hacer eso. Luego me dijo que fuera bajando mi mano mientras agarraba su polla, y así pude ver como empezó a emerger su glande, un inmenso capullo que apareció ante mis ojos. Y también pude comprobar que aquella anaconda cobraba vida. Empezaba a crecer a lo ancho, y si cuando estaba morcillona ya no podía abarcarla con mi mano, ahora que se empezaba a poner tiesa, todavía era más ancha. El capullo apareció completamente mientras yo seguía subiendo y bajando la piel del pene. Veía sus grandes huevos colgando, que eso sí que era nuevo para mi ...
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