1. Historia del chip (042): Terapia (Kim 017)


    Fecha: 04/01/2019, Categorías: Grandes Relatos, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... porche en los que me encontré perdida. ¿Puedes cogerte libre mañana en el trabajo? Es viernes. Si te quedas con nosotros hasta el lunes, trataré de ayudarte. No te será fácil, no nos engañemos— sentenció Mariona, bromeando. —[¿Sabré algo más de ti?]Llamaré por si hay algo urgente o imprevisto... no sé si podré resistir la idea de que tus hijos me vean de nuevo—Kim lo matizó sin ánimo de disculpa. —Te propongo un trato. Acepta libremente ser nuestro animal doméstico y tendrás derecho a hacerles todas las preguntas que quieras— ofertó Mariona con cierta desasosiego. —¿Siempre que quiera?— preguntó ansiosa. Kim se dio cuenta de que había vuelto a hacer una pregunta. En fin, ya no tenía remedio. Mariona soltó una carcajada. —De acuerdo. Está claro que necesitas preguntar todo el tiempo. El precio va a ser muy alto y por ahora desconocido para ti. Kim asintió y se sintió obligada a confirmar que pagaría. —Me tienes sujeta por obligación y tu deseo de que acepte libremente me extraña cada vez más. Te importa tanto que aceptas un intercambio innecesario. No te debe extrañar que quiera saber más de lo que tanto deseas. Sé que es mi mente la que desear cambiar. —Y tu cuerpo. Por ejemplo, desnudas tus pechos como intercambio, como favor hacia mí. Tratando de disculparte por tus acciones... digamos de la última parte de la noche. Tu actitud displicente. Sigues con la idea del control. En el fondo quieres tener la posibilidad de elegir. Y es cierto. Lo que yo quiero es que aprendas a ...
    ... distinguir entre tus elecciones y tus deseos. Que aprendas a actuar sujeta a los deseos de los demás. —[¿No es lo que ya hag...?] Creía que es lo que he estado haciendo desde que estoy con Roger— afirmó Kim con turbación. Se consideraba la perfecta sumisa, la perfecta esclava. —Sí, con matices. Lo que se te pide es que conviertas los deseos de tus propietarios en tus propios deseos, sin contrapartidas—explicó Mariona. —[¿propietarios?] No entiendo eso de propietarios. Pertenezco a Roger, luego a Lin, ahora acepto pertenecerte. Me resulta hasta confuso... y contradictorio. Kim no terminaba de estar convencida de su forma de expresarse, en clara contradicción con sus órdenes. —Tu confusión proviene de tu mente. Si te centraras en tus reglas, hallarías más claridad. Cojamos un ejemplo, la pinza en el clítoris. Tu principal amo no desea que seas acariciada sin llevarla, pues gusta de tu dolor tanto como de tu placer. No necesita estar junto a ti, le basta saber que lo llevas en esas circunstancias. A partir de ahí, tu libertad es plena. Hay pequeñas preferencias por su parte: que lo lleves cuando duermes y una excepción: si llevas pinzas en los pezones no se permite que te toquen aunque sí las lleves en el clítoris ¿Lo he descrito correctamente? Kim lo confirmó. Realmente era así. No era tan difícil, por mucho que ella se empeñase en obviarlo. Mariona continuó la exposición. —A partir de unas sencillas premisas, tienes unas enormes dosis de libertad, de cuerpo, de mente, de alma y ...