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12 horas de hace 35 años
Fecha: 11/01/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sensaciones muy contradictorias. Por un lado me sentía muy bien conmigo mismo y estando a su lado. Sentía hacia él algo así como una sensación de agradecimiento, casi de sumisión. Me dejaba llevar. Me sentía muy hombre, pero... al mismo tiempo me sentía también su entregada mujer. Me agradaba sentir su abrazo y me acurruqué aún más si cabe para notarle aún más cercano a mí. En aquellos instantes me sentía una mujer de verdad y me gustaba sentirme así. Me sentía muy seguro y relajado. Le cogí una mano entrelazando nuestros dedos y así muy quietos, uno junto al otro, estuvimos un buen rato sin decirnos nada. Hasta que por fin su voz varonil me preguntó qué hacía esa noche. Le respondí sin mentir que no tenía nada previsto. Rato atrás ya le había contado el plan que llevábamos mis amigos y yo. Y me invitó a acompañarle a su hotel a cenar. No quise decir que no. Me propuso darnos el último baño para limpiarnos un poco. Volvimos a entrar al mar cogidos de la mano como si ya fuera lo más normal del mundo y frotamos el uno al otro nuestros bronceados cuerpos. Volvimos a besarnos y salimos pronto del agua. A pesar de haber luz de día, sin el sol el agua parecía fría. Eran las 20’30 horas. ¡Llevábamos más de 6 horas juntos! Sequé su espalda y él la mía. Recogimos nuestros trastos y recorrimos hablando la larga playa desnudos aún y solos, cogidos de la mano. Casualmente él había aparcado su coche justo al lado de mi Vespa. Limpiamos la arena de nuestros pies. De mi mochila saqué mi ...
... bañador y la camiseta y me los puse. Él a mi lado, lo hizo al revés. Mientras se ponía la camiseta no pude evitar coger su polla y sus huevos con mi mano. Me arrodillé y volví a introducírmela en la boca. Quería verla de nuevo en todo su esplendor y enseguida noté que mi chupada empezaba a surtir efecto, pero él me levantó y besándome en la boca me dijo:"vamos al hotel, que habrá tiempo luego para eso". Fue gracioso ver cómo le costó ponerse el bañador a causa de su gran erección. Solo tuve que seguirle unos diez minutos. Dejó la carretera del aeropuerto al llegar a Ibiza, en Ses Figueretes, donde habíamos instalado nuestra primera "base" días atrás. Al detener su coche en el hotel, quedé impresionado. Era todo un lujo. Su nombre me hizo sentir como el protagonista de la gran novela de Cervantes. Entramos juntos y no tuvo que dar explicación alguna a la recepcionista por mi presencia. Con unas"buenas tardes"tuvo la llave en la mano. Subimos con otro huésped, rojo como una gamba, en el ascensor y nos apeamos los tres en la sexta planta. El que parecía una gamba siguió andando pasillo allá cuando José Luis se detuvo en la puerta de su habitación, la 604. La habitación era muy amplia y muy fresca por el aire acondicionado. Había en ella dos camas juntas, muy grandes y más allá un gran ventanal por el que desde la puerta de entrada solo se veía el cielo entre las cortinas. Dejé mi mochila y José Luis su bolsa. Me ofreció algo de beber y rehusé. Dijo que iba a llamar al restaurante ...