1. Acariciando las piernas y botas de mi prima desmayada


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Incesto Fetichismo Autor: JimmyPls, Fuente: CuentoRelatos

    ... su combinación minifalda/botas. O sea que ahora tenía todo su permiso para acariciarle sus piernitas. Colocó una película en la TV. Mientras la miraba, yo también lo hacía, con una mano en su rodilla derecha, haciéndole círculos. Las piernas de Valeria son tan sensuales... Tan suavecitas, tan tiernas... Y esas botas las hacen más sensuales todavía. De vez en cuando dejaba de ver por unos segundos la peli para ver como sus piernas eran masajeadas. Al terminar la película, sentí deseos de ir al baño. Todas las fotos y vídeos que tomé de Valeria desmayada ya las guarde en mi PC, así que las había borrado de mi celular. Por algún motivo, me dieron ganas de hacer que se desmayara de nuevo. Pero no tenía cómo hacer eso. No había arañas a la vista... No había cloroformo. Y no me imaginaba desmayándola con un golpe. No pasaría nada más que de eso, una fantasía, fantasía que había nacido luego de que se desmayara viendo aquella araña. Rato después, ambos estábamos otra vez en el sofá. Esta vez era ella quien se estaba sobando sus piernitas... Sus manos se deslizaban por sus muslos, rodillas y botas de una manera tan sensual y elegante. Parecía que había adquirido la costumbre de tocarse las piernas cada vez que hablaba con alguien. Aquella noche antes de irme me dijo que volviese la semana siguiente. Sin saberlo ella, estaba yo planeando desmayarla. Quería tener a Valeria desplomadita en mis brazos de nuevo. Fue una sensación muy hermosa el sujetar su cabeza con mi mano izquierda y ...
    ... sus piernas con la derecha. Estaba imaginando en mi mente en cómo hacerlo. La imaginaba siendo dormida con un pañuelo con cloroformo. Descarté aquello, al igual que desmayarla con un golpe, no puedo hacerle eso. Me di a la tarea de buscar una araña y guardarla en un frasco. Tenía una semana para hacerlo. Un par de días antes de mi siguiente junta con ella encontré una tarántula cerca de mi casa. Con cuidado, la guarde en un frasco, con algunos pequeñitos agujeros para que no muriese por falta de aire. Llego ese día, de nuevo estaba en su casa por la tarde. Valeria otra vez me estaba deleitando con sus piernas y su sensual minifalda y unas botas ahora cafés. Se estaba acostumbrando a mostrarme las piernas, y acostumbrándose a que fuesen acariciadas por mí. En el sofá platicábamos de cualquier cosa, mientras Valeria me miraba manoseándose sus botas con suma lentitud. Como las otras veces, cenamos ahí en la cocina, para luego regresar a la sala de estar. Había una alfombra al lado de sofá, que no estaba ahí las otras veces. Decidí que había llegado el momento. Le dije que cerrara sus ojos y contara hasta veinte. Me apure a sacar la araña del frasco, lo más rápido que pude. Había traído una cámara distinta y mejor que la de mi celular, que estaba grabando. 'Ya, abre los ojos, le dije'. Lo primero que vio fue la araña gigante. Soltó una risa y de inmediato se desplomó, cayendo sobre la alfombra y quedando tendida. La acomodé y contemplé cómo su rostro había quedado con una tierna ...