Hermanos de tierra caliente
Fecha: 14/01/2019,
Categorías:
Primera Vez
Sexo Duro
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... había alejado lo suficiente como para no escuchar el leve susurro que Silvano dio por respuesta.«¡Qué pendejo!», se dijo para sí el tardo muchacho.Esta no era la primera vez que le pasaba algo así, por lo que no le faltaba razón en sus palabras. Silvano quería a Renata desde que podía recordar, pero nunca se lo había confesado. Renata, por su parte, ya estaba cansada de esperar a que aquel joven que en verdad le simpatizaba se le declarara. A ella le hacía ilusión, pero aquello no duraría para siempre y las circunstancias estaban por empeorarle al tímido muchacho.Mateo se levantaba como todos los días, con el deseo de hacerle el amor a una paisana. Pero este día estaba decidido a no repetir y con eso en mente salió de casa.Tocaron a la puerta con insistencia.—¡Ya, ya! Ya voy.Al abrir la puerta, Renata supo, instintivamente, que su vida estaba por cambiar drásticamente.Para entender el pensamiento de Renata hay que decir, lo que en honor a la verdad era cierto, la muchacha se había sabido conservar virgen todo ese tiempo. Era de las poquísimas mujeres de Paso del mono que, pese a las frecuentes insistencias de hombres, incluido, por supuesto, Mateo (y, por otro lado, a las propias necesidades) se había mantenido casta a tal edad.Pues Renata, desde muy niña, soñaba con llegar virgen al matrimonio y ser de un solo hombre. Un hombre que la supiera amar y respetar. Dentro de aquel ideal había estado Silvano, pues a leguas se notaba que era una buena persona. No obstante, ya ...
... era mucho tiempo de estar esperándolo y ella no permanecería así toda la vida.Al estar frente a la bella pero regia cara de la muchacha, Mateo le habló.—Buenas Renata, ¿están tus padres en casa? —le preguntó Mateo.—No, ¿los buscabas?—No, la verdad no. Te vengo a ver a ti.—Entonces por qué preguntas —le dijo ella con rudeza.—Nomás quería saber si estamos a solas —dijo Mateo.—¿Pues qué quieres?—Ya sabes, no te hagas. ¿No crees que va siendo hora de comernos aquellito? —le dijo socarronamente Mateo.—¿Y tú no crees que estás muy viejo pa´ mí? —mencionó Renata viéndolo de arriba abajo.—Para nada chula, yo creo que los dos estamos al puro pelo, hechos el uno para el otro —dijo con sorna Mateo y se le acercó pegando su cuerpo con el de ella.—Puede... —dijo Renata, revelando una leve sonrisa y cambiando el tono de su voz a uno más juguetón—. Pero eso se lo has de decir a todas —terminó de decir.—Tienes razón en que no soy hombre de una sola mujer, pero algo sí te puedo asegurar —y la sujetó de ambos brazos—. Ningún cabrón te hará gozar tanto como yo.Tras lo dicho la besó arrebatadamente.Renata se dejó hacer por unos segundos pero luego se apartó.—´ta bueno Mateo, vamos a hablar derecho —dijo ella con seriedad—. Mira, tú en verdad me gustas, pa´ qué negarlo. Me gustas rete harto. Como a todas.El vigoroso macho ya se veía bien metido entre las curvilíneas piernas de la mujer que tenía enfrente. Casi podía sentirla bien ensartada en su carnudo miembro. Incluso, ya proyectaba las varias ...