Negación - Capítulo 12
Fecha: 16/01/2019,
Categorías:
Gays
Grandes Relatos,
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... vamos a entrenar. No hay excusa que valga. - Está bien – dije, luego buscaría una forma de zafar. - Bien – miró la hora -. Volveré al trabajo – anunció, y me dejó solo. También miré la hora, y descubrí alegremente que aún faltaba una hora para dirigir mi trasero a la Universidad en busca de una nueva camada de estudiantes a los que torturar. El Cementerio estaba de vuelta en las pista. Me pregunté qué nuevo apodo me pondrían ahora mis estudiantes, El Cementerio ya no parecía apropiado para mí, parecía más un Lisiado o Zombie, la energía de El Cementerio se hallaban en receso por el momento. Hoy me tomaría las cosas con calma en la Universidad también. No pensé en Cecilia y mi terrible descubrimiento. Tampoco me permití pensar en las claras señales que obvie. Me reservaría el dolor, la vergüenza y el arrepentimiento para la noche, cuando entrara a mi cuarto y mirara la cama. Allí desenterraría al Puto y lo encararía por todas las cosas que hizo, y los daños colaterales que sus acciones trajeron a mi vida. Ahora no era el momento. - - - - Tranquilízate – me reprendí mentalmente. Llevaba varios minutos sentado en mi Oficina en la Universidad, tratando de calmar el temblor de mis manos. - Tranquilízate – le pedí a mi cuerpo nuevamente. Nada. Comencé a respirar profundamente, como ejercicio de relajación. Inhala, exhala. Inhala, exhala. Toma aire, bótalo. Una y otra y otra y otra vez. Siempre el mismo proceso. Llenar mis pulmones y luego liberar todo. Dejar ir los problemas y ...
... miedo. Serenar la mente. Gobernar el cuerpo. - Es más fácil decirlo que hacerlo – pensé. Toma aire, bótalo. Una y otra vez. Me rendí a los minutos, cuando comprendí que nada daba resultado. Nada lograba acallar la voz de mi subconsciente, que amenazaba con tomar el control de mis impulsos y derrumbar la fachada en cualquier segundo. Mis manos no paraban de temblar. Cerraba los ojos y veía a Cecilia. La culpa me estaba comiendo vivo. Toma aire, bótalo. Una y otra vez. Alguna vez leí respecto a las crisis de pánico. Dicen que son sensaciones que te ahogan, que te sientes en un cuarto oscuro sin salida. Una voz en tu cabeza que te apabulla y no te deja encontrar la salida. Un miedo que lo consume todo. Me pregunté qué tan cercano me hallaba de vivir mi primera crisis. Al borde del precipicio supongo, un soplo del viento en la dirección incorrecta, y caería en picada. Leí que las bolsas de papel eran de mucha ayuda. La clave era respirar lento y pausado, entrar en modo zen y poner la mente en blanco. Carecía de bolsas de papel, pero me enfoqué en los ejercicios de respiración cuando la sensación se hizo muy angustiante. Parecía ser que la bolsa era parte fundamental del asunto, porque estaba consumiendo todo el oxígeno a mí alrededor y aún no lograba tranquilizarme. Era una sensación aplastante. Sonó la alarma. Hora del show. Me gustaban los inicios de clases. Son un nuevo comienzo, una nueva oportunidad, un nuevo desafío. La primera vez que di el puntapié inicial a una cátedra como ...