Negación - Capítulo 12
Fecha: 16/01/2019,
Categorías:
Gays
Grandes Relatos,
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... docente me sentí realizado. Y creo que estaba más entusiasmado yo que mis alumnos. Me miraron como su fuera un bicho raro cuando les hablé de los objetivos del curso, y de las reglas que inventé como profesor. Supongo que decirles que haría pequeñas pruebas clase a clase no ayudó a mejorar los ánimos. A la mayoría de las personas no les gustan las matemáticas. Sin embargo cuando estudias alguna ingeniería, descubres que las matemáticas son una parte fundamental de la misma. Debes aprender a solucionar problemas. Y en éste mundo, el único lenguaje universal que existe, son los números. Dónde sea que estés, o a donde quiera que vayas, aquí y allá, el uno es uno y no hay más vuelta que darle. Ese razonamiento tan sencillo, me fascinaba. Tomé el portafolio y me aventuré a la primera clase de este nuevo semestre. Comencé a repasar mentalmente los temas que debía tratar con mis estudiantes nuevos hoy. Primero, debía darles las escusas pertinentes al caso, por haber retrasado el inicio de la asignatura por dos semanas. Segundo, debía hablarles de los lineamientos básicos del curso. Luego cronograma y fechas de evaluaciones. Y luego entraríamos en materia. Jugaría con los números. Algebra era la misión de hoy. Recorrí el pasillo en silencio, aquí y allá vi a jóvenes y adultos entrando a sus respectivas aulas, listos y dispuestos para comenzar a llenar su mente de nuevos aprendizajes. Llegue al salón de clases en el que dictaba clases hoy, el primer año del curso vespertino de ...
... Ingeniería en Informática y Programación. Se trataba siempre de personas entre treinta y cuarenta años que buscaban perfeccionarse. Había jóvenes también a los que nos interesaba el horario diurno y encontraban más cómodo estudiar durante la noche. Había unas cuantas personas fuera del salón conversando animadamente, sin darse cuenta de mi presencia. Me aclaré la garganta y les indiqué con la mano que entrarán al salón. Regla número uno de El Cementerio: una vez que yo entro a la sala de clases, nadie más lo hace. Los atrasos y las interrupciones están estrictamente prohibidas. Se los aclararía pronto, pero no lo comprenderían hasta que llegara el primer retrasado y lo hiciera salir pitando de mi aula. Una de las mujeres abrió mucho los ojos cuando me vio, no hizo ningún comentario sobre mi condición física, pero sabía que sus chismes llegarían a mis oídos tarde o temprano. Esperaba que al menos fueran creativos y las historias que inventaran me hicieran reír por un rato. Entraron sin ceremonias e hice mi entrada triunfal. Di un paso con la vista fija en el escritorio, frente a la audiencia. El siguiente paso lo di mirando sus rostros, hice un barrido de derecha a izquierda, como lo hacía siempre. No di un tercer paso. Se sentaban al fondo, en el centro del auditorio. Estaban riendo acerca de un comentario y luego sus caras de incredulidad fueron un reflejo de la mía. Había visto a uno de ellos hace menos de tres horas. Se pusieron de pie lentamente, claramente impresionados. Igual ...