1. La amorosa hija (Parte 3)


    Fecha: 19/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... su trabajo. Anne le dijo a papi que era a las 9. Ya tenía planes. Anne y su esposo pasaron a recoger a don Tomás aquella fría y ventosa mañana de enero. En el trayecto, Raúl platicó lo mucho que lamentaba no poder ir al viaje y estar con los Robinson para la boda de Linda. Les platicó sobre la importancia de sus reuniones el fin de semana No trató de cambiar la fecha de la reunión dada su trascendencia. Anne y papi le aseguraron que no habría ningún problema. “Haré bien el papel de pareja de Anne”, aseguró Tomás a su yerno, quien lejos de sospechar lo que pasaba entre ellos, se limitó a sonreír. “Yo se don Tomás. Es su compañera ideal”, dijo. “Amorcito, la calle de enfrente está cerrada. Déjanos por detrás”, dijo Anne al aproximarse a las oficinas del centro gubernamental. Raúl los dejó donde Anne le indicó. Se bajaron y despidieron. “Te llamaré al celular cuando pases por nosotros, amor”, dijo Anne al darle un beso y bajar del automóvil. Esa mañana, un jueves de papi, Anne puso en su bolso un negligé, un par de condones, maquillaje extra y algunas cosas más. Sabía que podían hacerlo en casa de él o la suya más tarde, pero el atrevimiento de ir a un hotel la excitaba más, segura de que a papi también le encantaría. Por ningún motivo arruinaría el día reservado su novio, por el contrario, quería que fuera el mejor. Tenía ganas de sentirse prostituta de papi, quizá. Al darse cuenta que faltaban dos horas, cuando Anne fingió haberse equivocado, papi sugirió ir a comer unos ...
    ... tacos en un puesto cercano muy famoso. Don Tomás desayunaba con frecuencia un par de veces. Medía más de 1.90, robusto y fuerte, y con exceso de vello corporal que no había perdido a lo largo de los años. Su ahora buena forma y gran estatura le ayudaban a ocultar los años. Su cabello era entrecano, igual que la barba que Anne le ordenó dejarse crecer, y ella misma lo mantenía presentable. Como hosco hombre de campo, Tomás no utilizaba cremas ni “cosas de maricones”, según sus propias palabras. Fue Anne la que también lo obligó que usara shampoo en lugar de jabón de pastilla para lavarse el pelo y comenzó también cuidarlo con cremas, contra su voluntad. Pasado el reclamo de papi, Anne simplemente le señaló sonriendo, gesticulando con sus ojos el hotel detrás de ella. Se alcanzaba a ver el letrero del mismo. Don Tomás no captaba, sin sospechar que Anne había hecho los arreglos con anterioridad. “¿Tienes algún inconveniente, novio?”, preguntó con sensual tono en su voz. Ante el desconcierto de Tomás, Anne lo sacó de toda duda cuando le dijo: “¡el hotel, pendejito! ¿Quieres ensayar el viaje a Nueva York con tu novia?”. Tomás se quedó sin palabras. “Es el cuarto 164, primer piso, el más apartado de la recepción, el primero a tu derecha. Entras por aquella reja con la misma tarjeta, ten”, dijo, dándosela en la mano, e indicándole con el dedo, “ahí te espero guapo”. Le dio un beso en la mejilla, rozándola discretamente con la lengua, aprovechando que estaba parada sobre un escalón y que ...
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