La Oscura Medina
Fecha: 24/01/2019,
Categorías:
Gays
Autor: abi3, Fuente: SexoSinTabues
... direcciones buscando el lugar ideal para observar sin ser observados. Frenó. Volvió a mirar con cuidado alrededor de nuestra posición y sin llegar a apagar el motor del vehículo, se desabrochó sus suaves pantalones de cachemir, y emergió su vigoroso pene circuncidado. Lo cogí con dulzura esperando que él me obligase a tragármelo, y así fue. —¡¡¡Chupa!!! Me cogió de la nuca con fuerza, pero sin hacerme daño. Aunque me lo hubiera hecho no creo que lo hubiera notado, y me dirigió la boca a su pétreo glande. Me cabía entero en la boca, era ideal para follar, no muy grueso y muy duro. Por un momento temí que reventaran las venas que circulaban bajo el prepucio. Por un momento quise lamerle los huevos, pero no me dejó. La erupción era cuestión de segundos. No tuvo que avisarme porque instantes antes me apretó las cervicales para fijar su nabo dentro de mi garganta, y empezó a escupir su leche en mi boca. En un principio, no quería tragarme su lefa, pero era imposible almacenarla en la boca y engullí todo su magma testicular mientras gemía en silencio. Al llegar al Riad, le pagué generosamente y me despedí con un guiño de complicidad tras anotar en la agenda del móvil el teléfono de mi nuevo amigo-chófer Ahmed. El Riad estaba situado en la misma Medina, en una de las calles más anchas por las que podía circular un turismo de pequeñas dimensiones, por lo que Ahmed me pudo dejar en la misma puerta. Al entrar, una vez atravesado el quicio de la puerta principal había un patio ...
... arbolado organizado alrededor de una fuente, y sobre la planta baja emergían dos pisos en losuales se encontraban todas las habitaciones dispuestas para el descanso y disfrute de los turistas; mientras, que en la parte baja del inmueble se encontraban los espacios comunes tales como cocinas, salones y comedores. Me recibió una mujer madura que se presentó como Amina, la cual se encontraba en la recepción del Riad, y próximo a ella, estaba su hijo Rachid ataviado con una djellaba gris que cubría su delgado cuerpo y unas babuchas amarillas, que estaban perdiendo el color a marchas forzadas por el uso. Ella se mostró extremadamente cortés y me acompañó a mi habitación situada en la primera planta, mientras Rachid permanecía en la recepción en una actitud tímida aunque vigilante. Amina dominaba el castellano con una soltura exquisita, y tras solicitarme mi pasaporte para poner en regla los trámites administrativos, me aconsejó una serie de circunstancias que ya había leído previamente en la guía de viaje. —Carlos, aunque Marruecos es un país seguro, es importante que no lleve mucho dinero cuando salga al atardecer por la plaza Djemaa el Fna, por si algún chico pudiera quitarle algo en un descuido. Allí se reúnen muchos jóvenes necesitados y es mejor no correr riesgos. Si quiere visitar la ciudad o hacer alguna excursión, le puedo dar el teléfono de alguna agencia que nos hace buenos precios, y sobre todo, no vaya sólo de madrugada por la Medina, porque se perderá y puede ser peligroso… ...