El autobús mágico.
Fecha: 25/01/2019,
Categorías:
Gays
Autor: obramaestra, Fuente: SexoSinTabues
Él tenía 10 años, yo estaba por cumplir los 12. Sin embargo, a pesar de ser él más chico, me enseñó a disfrutar mi cuerpo mejor que un maestro. Les presento cómo fue mi primera vez. Siempre hay recuerdos del pasado, que cuando regresan a la mente, nos alegran la vida. Hoy quiero contarles cómo fue mi primera vez. Esa que marcaría para siempre el rumbo de mi vida. Pero antes deben saber el contexto, deben saber qué hacía ahí y para qué. Cuando yo tenía 11 años, casi por cumplir los 12. Mi mamá trabajaba para una organización del Estado que le daba beneficios. Entre esos beneficios, había uno que era la posibilidad de mandar a sus hijos a un campamento de verano en un pueblo del interior del país. El lugar era genial, tenía ríos, montañas, bosques, y cabañas muy bonitas. El beneficio era para niños y niñas de entre 7 y 13 años. Éste año, y como lo hacía desde los 8, también iría al campamento. Mi mamá me había alcanzado a la terminal de autobuses, donde nos juntábamos todos los chicos que iríamos a la expedición. Había varias celadoras, la jefa era Adriana, una que me conocía muy bien, pero que se quedó con la imagen mía de años anteriores, ella pensaba que yo seguía siendo el chico travieso e inquieto que fui hasta el año anterior. Pero yo me sentía más serio, ya no era tan inquieto. Mi mente estaba cambiando, estaba ingresando al mundo de la pubertad. Este año, el número de niños y niñas alcanzaba unos 52. Así que, como en años anteriores, se dividía al grupo en dos ...
... autobuses, de esos que tienen dos pisos. A mí me tocó viajar en el mismo donde viajaba Adriana. Ella decidió que viaje en la planta baja del bus, donde viajaban los que, ella entendía, eran los problemáticos. El resto viajaba arriba, incluidas las celadoras. En la planta baja éramos cinco,todos varones. Me senté en el asiento de la fila derecha, en el fondo, del lado del pasillo. A mi izquierda, estaba Tomás, un nene de 10 años recién cumplidos, al verlo, por mi mente pensaba “él sí merece estar acá, él sí es molesto”. Yo lo conocía de años anteriores, siempre hacía chistes fuera de lugar, hablaba mucho, y era muy inquieto. En los dos asientos que tenía delante, había dos chicos que no hablaban, parecían hermanos. Desde que subieron no dijeron nada, y dormían. En la fila de al lado estaba sólo Germán, un chico que tenía más o menos mi edad, de pelo castaño, años anteriores sonreía siempre, pero ahora se mostraba serio. Lo saludé con una mano, él me devolvió el saludo y siguió en su mundo, escuchando música con los auriculare de su celular. Al bus subimos cerca de las 18 hs, era verano así que había mucha luz natural. Quince minutos después, el chofer arrancó el vehículo y comenzamos el viaje de 7hs. Tomás no esperó ni diez minutos para comenzar a hablar de él, su vida, sus padres, su club, etc… Por dentro yo pensaba “ qué cuernos me importa tu vida, escuincle del demonio!”. Pero, para no ser descortés, sólo asentía con la cabeza. Habían pasado unas tres horas de viaje, fuera del bus ...